Vigorexia. Causas, síntomas y consecuencias.
Por: Mariano Cañizares Parrado.
En mi libro, "Enfermedad, desvergüenza y perversión", escribí varios capítulos referidos a algunos trastornos alimenticios como la anorexia y la bulimia, donde no se puede precisar con exactitud, si estamos en presencia de enfermos o de personas utilitaristas buscando ganancias secundarias con la expresión de su comportamiento.
Otro trastorno alimenticio muy parecido a los anteriores, en lo que a actitudes se refiere, es la vigorexia, una conducta desviada, donde la persona parece preocuparse en exceso por su aparente debilidad y consistencia física.
Hasta hace un año no había profundizado en las causas, síntomas y consecuencias de esta aparente enfermedad. Sin embargo, por la frecuencia presentada en consulta durante los dos últimos años, es que me ha interesado investigar, con el fin de aplicar un tratamiento psicocorrectivo adecuado a las características de personalidad de los implicados.
Esta terapia no sólo incluye lo psicológico, sino más bien lo fisiológico, a través de sistemas alimentarios capaces de cubrir las expectativas de estos pacientes, sin la presencia de medicamentos. Es decir, una expresión más de mi concepto sobre el tratamiento de la mente a través del cuerpo.
La vigorexia es una "patología" de aparición muy sutil. Generalmente comienza por una admiración obsesiva por todas aquellas personas con masa muscular excesiva. Los únicos programas, películas, artículos... resultantes de interés, son aquellos donde están presentes figuras que consciente o inconscientemente han pasado a ser metas a alcanzar.
En el cumplimiento de tal objetivo se someten a entrenamientos muy fuertes, sobre todo en levantamiento de pesas, abdominales, barras, escalar montañas, ciclismo... Todos de manera simultánea.
Sus esfuerzos llegan a ser tan exigentes que en muchas ocasiones sufren desgarros, tendinitis, bursitis, periostitis... suficientes como para incapacitarlos. En estos casos comienzan a padecer depresiones, que de prolongarse la incapacidad física, pueden llegar a necesitar tratamiento psicológico o psiquiátrico.
Las causas del surgimiento están determinadas por algunos rasgos obsesivos de personalidad, especialmente el perfeccionismo y un alto nivel de aprensividad. Adicionalmente son muy observadores o "mirones". Rasgos que hacen proclive a ser niños maltratados, tanto familiarmente como en los centros escolares. Todo sin descontar que los factores socioculturales de la realidad circundante, resultan potencialmente una tendencia provocativa importante.
Ante la supuesta impotencia e incapacidad física para enfrentar las situaciones descritas, estos niños comienzan desde muy temprana edad a buscar aumentar su fuerza corporal y la masa muscular. Cuando a estos fines utilizan el levantamiento de pesas aún en la adolescencia, suelen ocurrir lesiones prematuras de muchos tejidos: Huesos, músculos, tendones... pero sobre todo los conectivos.
Unido a una excesiva cantidad de ejercicios, se une la ingesta exagerada de proteínas y carbohidratos sin orientación profesional, lo cual provoca alteraciones metabólicas de diferente naturaleza, dado el desbalance nutricional en la elección de los alimentos.
La vigorexia es un trastorno emocional, donde los procesos afectivos destruyen progresivamente la capacidad autorreguladora de la voluntad, provocando síntomas fisiológicos importantes como: Dolores de cabeza, mareos y aumento del ritmo cardíaco, sobre todo cuando comienzan a consumir esteroides para lograr sus objetivos de manera más acelerada.
El consumo progresivo de anabólicos, hace a esta "patología" algo más peligroso que la anorexia y la bulimia. Inclusive el índice de mortalidad es muy superior.
Los anabólicos son drogas facilitadoras de la adopción de apariencias, parecidos a la hormona testosterona. Ellas facilitan el incremento de los tejidos musculares de manera muy acelerada, lo cual recibe el nombre de efecto anabólico.
A pesar de regalarnos rápidamente el físico deseado y con ello satisfacer nuestras expectativas, debemos estar alerta con el abuso de los esteroides, porque como todo medicamento, tiene tantos efectos secundarios dañinos a la salud, que sería muy conveniente no consumirlos ni por necesidad.
Dentro de tantas patologías posibles pueden estar trastornos cardiovasculares y del funcionamiento hepático, pero lo más interesante resulta, que usted ve un hombre con una musculatura espectacular y por el efecto de los esteroides consumidos, tiene reducida considerablemente la esperma, aparece la infertilidad y como si fuera poco, padecen de atrofia testicular. Es como ver un escaparate bien grande con una llavecita pequeña y que además no abre.
No existe nada más difícil de imitar que lo natural, y jamás una persona consumiendo esteroides con el fin de aumentar la masa muscular podrá pensar en la normalidad: Cuando estas drogas se consumen con cierta regularidad y por tiempo prolongado, también dan lugar a la ginecomastia (crecimiento de los senos), como el producto de desequilibrios hormonales.
A pesar de que la vigorexia es un trastorno típico del sexo masculino, no excluye a las mujeres, quienes al consumir anabólicos, en muy poco tiempo les aparecen no sólo un aspecto masculino (senos pequeños, clítoris mucho más grande de lo normal, aumento de los esfínteres capilares en zonas típicamente masculinas...), sino sus apetencias sexuales sufren determinadas metamorfosis.
Desde el punto de vista emocional, ambos sexos caen de manera casi generalizada en el padecimiento de trastornos psicológicos significativos: Agresividad asociada a ciertos estados extremos, como la furia y la ira; llegando inclusive a cometer homicidios. Fisiológicamente también adquieren características muy parecidas: Infertilidad, calvicie, piel grasienta y exceso de bellos corporales en zonas no deseadas.
En mis estudios experimentales he podido constatar que las alteraciones psicológicas dependen en más del 90% de una niñez, pubertad y adolescencia carente de afectos, sobre todo por los seres más queridos.
Por encima de todo lo expuesto en este artículo, lo más preocupante resulta, que el abuso de los esteroides anabólicos crea adicción y los estados de abstinencia suelen ser más peligrosos que el comportamiento expresado bajo los efectos de un consumo continuado.
A todos mis alumnos y pacientes les enseño sobre lo que he considerado el trípode del triunfo:
- Paciencia para escuchar.
- Capacidad para comprender.
- Voluntad para actuar.
Mi larga vida profesional en el tratamiento de la mente y del cuerpo, me ha regalado el enorme privilegio de constatar que los pacientes con desviaciones conductuales, generalmente no cargan encima el trípode del triunfo, y cuando lo intentan, alguna de sus patas queda frágil y por tanto proclive a desvanecer.
En el caso de la vigorexia son muy débiles la paciencia y la capacidad para comprender. El desespero en la búsqueda de la masa muscular, provoca el abandono de los intereses y motivaciones para adquirir conocimientos sobre las buenas conductas alimentarias, y en su defecto apelan rápidamente al consumo de medicamentos, como algo fácil y de rápida acción.
Nunca los extremos son buenos y nada es más bello e inteligente que lo natural. Por tal motivo, sería muy conveniente analizar desde el punto de vista médico y psicológico, a toda persona que pretenda participar en eventos competitivos de físicoculturismo, porque será la forma más adecuada para prevenir el consumo de esteroides y sus efectos desestabilizantes para la salud mental y fisiológica.
Es necesario aplicar programas educativos para cultivar la paciencia de los motivados por esta disciplina, desarrollando sus capacidades acerca de los daños ocasionados por el consumo de medicamentos, buscando aumentar la masa muscular.
La
educación es la base del trípode del triunfo, porque con ella cultivamos lo
bueno y vetamos lo malo.