Temperamento flemático y tendencias sexuales. Segunda parte.

24.08.2021

Por: Mariano Cañizares Parrado.

En el año 1985 me convertí en pionero del diseño y puesta en práctica de investigaciones donde se relaciona de manera directa, los comportamientos sexuales extraños con el tipo de temperamento predominante en cada persona. Esta actividad la desarrollé con total dedicación durante 5 años, guardando con esmero los recuerdos de muchos casos de per­sonas con temperamento flemático, llevados a mi oficina para una peritación mental, porque habían sido sorprendidos practicando el voyeurismo. Sin embargo, en el proceso investigativo se constataba el gusto preferencial, por observar de manera ocul­ta a una vieja presumida y altanera, pero arrugada, no con el objetivo de masturbarse, sino más que todo, con el fin de conocer todos sus defectos físicos y después contarlos como algo gracioso y divertido para todas sus amistades.

El temperamento flemático, en el sexo es tierno, cariñoso, romántico, pero sobre todo muy pueril.

La inmadurez en la esfera sexual, no los hace menos capaces, sino más observadores y por qué no vengativos. Una venganza muy particular, porque son maestros encontrando los defectos y comportamientos ridículos de quienes alguna vez los han subestimados; utilizando estas sutiles percepciones para crear un ambiente placentero, capaz de destruir la supuesta superioridad, de quien en algún momento los ha considerado inferiores.

Pueden practicar una conducta zoofílica, pero... ¿de qué manera? Disfruten esta anécdota:

En una oportunidad perité un sujeto acusado por el dueño de una chiva. Este animalito era someti­da a actos sexuales violentos, lo cual podía dañar su salud, más teniendo en cuenta, que estaba en ordeño y la leche era utilizada para la alimentación de una niña enferma. Todo parece bastante morbo­so y realmente lo es. Sin embargo, al entrevistar al victimario y hacer las visitas de terreno en el lugar de la comisión de la zoofilia, todo se trataba de un acto extraordinariamente inmaduro.

El violador sabía perfectamente que lo iban a ob­servar. Por tanto, sólo lo hizo para que sus amigos le contaran a los demás cómo había sido todo. El espectáculo sería enriquecido con una frase final, al terminar el acto sexual, donde agarrando el ros­tro de la chiva, le diría: ¿Quieres más linda?

Como se puede constatar, toda conducta parafí­lica para ellos, no representa una perversión, o una desviación anormal de la sexualidad, sino más que todo, un acto de diversión natural, el cual forma parte de la vida misma. Por supuesto, este comportamiento no necesariamente forma parte de todos los flemáticos, sino de aquellos que no maduran totalmente en su esfera sexual.

Como siempre. Un abrazo para todos y uno para mí, y que Dios nos siga protegiendo.