Que triste realidad.

14.05.2020

Por: Mariano Cañizares Parrado.

(Es un poquito largo, pero va a resultar tan provechoso, que les va a encantar).

No sé ni cómo ni cuándo la COVID-19 agarró tanta fama. Quizás fue un golpe de suerte, porque realmente no ha hecho nada sobrenatural, ni extraordinario, cuando hablamos de pandemias provocadas por virus, familias de las gripes. Estamos ante una gripe más, por tanto, es incorrecto proceder de una manera distinta en su cuidado y tratamiento.

Cuántas veces vemos a un artista, donde sus actuaciones dejan mucho que desear y sin embargo triunfan? O un cantante que lucha sólo con su físico, porque voz no tiene. No se sabe si lo ven por su atractivo o porque mucho dinero lo acompañó, limpiando el camino a la cima. O un cuenta chiste, que por lástima le han dado un premio increíble. O alguien que con muchísimos méritos ha quedado en el anonimato y porqué no, el que ha seguido fielmente los supuestos principios de la inmortalidad y a los dos días de muerto, no lo recuerdan ni sus seres más queridos.

Serían interminables los ejemplos, todos comparables con el nuevo Corona virus. Algunas CONTRADICCIONES pueden ser más ilustrativas.

Los muertos ocasionados realmente por este virus, son y serán mucho menos cantidad que las provocadas por cualquier gripe no atendida con atino.

Los mayores de 70 años, estaban esperando la muerte como parte de la continuidad de la vida. O, es que nos olvidamos que la media mundial de existencia de un humano en este planeta es de apenas 74 años? Y esto es poco si agregamos algunas estadísticas.

En el año 2019 murieron en Colombia, con infección respiratoria aguda, un total de 2243 personas, las cuales se expresaron según las edades, de la siguiente manera:

En la tercera edad temprana (hasta los 64 años) = 289

Entre 65 y 84 años = 902

Entre 85 y 99 años = 733

Más de 100 años = 39

El total de muertes en estas edades fue de 1963. Si dividimos esta cifra entre 2243, es muy fácil apreciar, que en el 2019 murieron por infecciones respiratorias, la alarmante cifra de un 87,51%. Mientras que en estos momentos, según las estadísticas que está ofreciendo el propio presidente, sólo hablamos de un 49%. Algún mérito tenemos que darle a las cuarentenas y a los protocolos de seguridad.

Los que se mueren entre los 20 y 40 años son menos que los provocados por accidentes de tránsito a esta misma edad, y son muy pocos a los que le ponen en cuarentena sus autos. Cifra que debe haber aumentado, porque como todos estamos encerrados. Los que tienen autorización para salir a la calle en auto, van a exceso de velocidad, lo que está provocando mucho más accidentes mortales.

Los que padecen de diabetes, secuelas de ACV, enfermedades pulmonares crónicas, afecciones cardíacas graves, sistema inmunitario deprimido por múltiples razones, obesidad grave, enfermedad renal crónica, enfermedades hepáticas... cuando se descuidan, la enfermedad más insignificante les pueden quitar la vida. En pocas palabras, (aunque sádicas). Lo que les falta para llegar al final de sus vidas y de una vez complacer a la muerte, es un simple empujoncito.

Nunca en la historia un virus ha sido tan salvador de situaciones difíciles.

Producto del desarrollo en las vías de comunicación, donde las injusticias se conocen universalmente, en fracciones de minutos. Este famoso COVID-19 acabó con las protestas en el mundo entero. Mató las esperanzas de las grandes masas, luchando contra la desigualdad social, que es más mortífera que cualquier pandemia.

Le ha quitado trabajo a cientos de personas, porque ante una supuesta desobediencia, se declara un toque de queda, donde los generales, ni los alcaldes, salen a poner un comparendo, sino los soldados de a pie que están como nosotros; locos porque esta angustia viral cese de una vez.

Sin dudas, este virus no es tan temible, sino muy inteligente. Varios ejemplos así lo demuestran.

HA PROVOCADO:

1-. Encerrar a sus víctimas, para que cada día tengan menos defensas ante su agresión. Y como si fuera poco, la ignorancia ante sus pretensiones, hace posible que el paciente empeore para ser atendido. Es como si alguien padeciera de un dolor intenso y no se le atendiera hasta que pierda el conocimiento. A todo este desastre agregamos que hace unos días escuché a un médico decir que las cuarentenas no disminuían la capacidad inmunológica. Dios mío. Debes perdonarlo. TENIENDO EN CUENTA QUE ES UN TEMA TAN EXTENSO, SERÁ OBJETO DE UN PRÓXIMO ARTÍCULO.

2-. Dedicarle un sinnúmero de noticias, programas enteros, aumentando el miedo de manera desproporcionada. A propósito, y valga la redundancia. Hace poco escuché a otro médico hablando de que no debíamos tener miedo. Realmente no debíamos tenerlo. No lo amerita, pero es acaso posible, no sentir terror ante un enemigo, al que se privilegia con tantos honores?

3-. Que nos repriman cuando violamos una cuarentena absurda, en vez de felicitarnos, porque vamos equipados con todas las armas, para que ninguna enfermedad nos pueda vencer, incluyendo el nuevo coronavirus.

4-. Que nos digan. Comuníquense a la línea de información, en caso de presentar algún síntoma. Si lo hacemos, nos encierran como a un bicho malo, podemos inclusive morir de otra enfermedad, nos entierran sin el acompañamiento de nuestra familia, y lo más gracioso: diez días después llaman para informarnos que dimos negativo para el Covid-19.

5-. Que nos maten de angustias por la desesperanza de no saber cuántos días nos vamos a pasar sin probar un bocado de comida, porque no nos la entregan, ni tampoco nos dejan salir a lucharla en la calle, aunque corramos el riesgo de contagiarnos.

6-. Y como si fuera poco, ha provocado que las grandes transnacionales con sus ricos incluidos, hayan sentido alguna vez el peligro de la bancarrota, acompañada del miedo por llegar a pertenecer a la clase pobre.

Que virus más inteligente!! El día que podamos controlarlo, sabremos a ciencias ciertas, cuántas vidas salvó y no cuántas veces lo culparon por nuestra aparente ignorancia, o conveniencia verdadera.

Un abrazo grandote para todos, incluyéndome a mí y que Dios nos proteja.