Psicomanías. Segunda parte.
Por: Mariano Cañizares Parrado.
Pronóstico de las psicomanías.
El pronóstico de este trastorno del comportamiento no puede ser peor. Su fin es el cumplimiento de grandes condenas, dadas como el producto de estafas, violencia y asesinatos.
Decir que una psicomanía es una enfermedad, puede ser tan grave como padecerla, porque además de justificarla, consideramos sus consecuencias como algo involuntario e inconsciente.
Quise hacer un preludio para tratar finalmente a la mitomanía. En este sentido, Antón Wolfgang Adalberto Delbrück. Famoso Psiquiatra alemán (1862-1944), dijo en el año 1891: "La mentira patológica no es más que una invención intencional y demostrable, de acontecimientos muy poco probables y fácilmente refutables".
Este eminente Psiquiatra, por su destacada obra, fue galardonado en 1915, con el título de profesor en el senado de Bremen y fíjense muy bien en su definición conceptual sobre la mitomanía, donde se destacan dos puntos esenciales:
- Invención intencional y demostrable.
- Acontecimiento muy poco probable y fácilmente refutable.
Donde hay intención, existe consciencia y si además, aunque con muy poca disposición, se acepta o reconoce la mentira. Sin dudas, estamos delante de un mentiroso desvergonzado y no de un enfermo. Ello se justifica por el deseo condicionado de mostrarse ante los demás como el personaje protagónico de una historia pasada o presente, en la cual se busca un solo objetivo: Obtener alguna ganancia sentimental, social, o material.
La mentira sólo se presenta como inútil en los primeros años del desarrollo ontogenético de la personalidad. En lo adelante, aunque forma parte de la vida cotidiana del mentiroso, es más causal que casual. Inclusive se utiliza en un porciento elevadísimo como un mecanismo compensatorio tipo proyección, con el objetivo de culpar a otro, sobre la necesidad propia de mentir.
Aunque
aparenta ser menos ofensiva y peligrosa que las otras psicomanías mencionadas,
no es tal. La mentira da lugar a difamaciones, traiciones, fracasos, conflictos,
frustraciones... llegando inclusive a provocar actos de implicación legal,
producto de fraudes, estafas y maltratos múltiples a la integridad personal,
no sólo del mentiroso, sino más grave aún, de sus similares.