Psicomanías. Segunda parte.

18.03.2014

Por: Mariano Cañizares Parrado.

Pronóstico de las psicomanías.

El pronóstico de este trastorno del comporta­miento no puede ser peor. Su fin es el cumplimien­to de grandes condenas, dadas como el producto de estafas, violencia y asesinatos.

Decir que una psicomanía es una enfermedad, puede ser tan grave como padecerla, porque ade­más de justificarla, consideramos sus consecuen­cias como algo involuntario e inconsciente.

Quise hacer un preludio para tratar finalmente a la mitomanía. En este sentido, Antón Wolfgang Adalberto Delbrück. Famoso Psiquiatra alemán (1862-1944), dijo en el año 1891: "La mentira pa­tológica no es más que una invención intencional y demostrable, de acontecimientos muy poco proba­bles y fácilmente refutables".

Este eminente Psiquiatra, por su destacada obra, fue galardonado en 1915, con el título de profesor en el senado de Bremen y fíjense muy bien en su definición conceptual sobre la mitomanía, donde se destacan dos puntos esenciales:

  • Invención intencional y demostrable.
  • Acontecimiento muy poco probable y fácilmente refutable.

Donde hay intención, existe consciencia y si ade­más, aunque con muy poca disposición, se acepta o reconoce la mentira. Sin dudas, estamos delante de un mentiroso desvergonzado y no de un enfer­mo. Ello se justifica por el deseo condicionado de mostrarse ante los demás como el personaje pro­tagónico de una historia pasada o presente, en la cual se busca un solo objetivo: Obtener alguna ga­nancia sentimental, social, o material.

La mentira sólo se presenta como inútil en los primeros años del desarrollo ontogenético de la personalidad. En lo adelante, aunque forma parte de la vida cotidiana del mentiroso, es más causal que casual. Inclusive se utiliza en un porciento ele­vadísimo como un mecanismo compensatorio tipo proyección, con el objetivo de culpar a otro, sobre la necesidad propia de mentir.

Aunque aparenta ser menos ofensiva y peligro­sa que las otras psicomanías mencionadas, no es tal. La mentira da lugar a difamaciones, traiciones, fracasos, conflictos, frustraciones... llegando inclu­sive a provocar actos de implicación legal, producto de fraudes, estafas y maltratos múltiples a la inte­gridad personal, no sólo del mentiroso, sino más grave aún, de sus similares.