Las 10 fuentes energéticas que gobiernan al organismo humano
Publicado por primera vez en el libro "La optimización y el hombre óptimo"
Vivir es un privilegio porque nos regalan la vida, saber vivir es una obligación, porque de lo contrario pasamos los años de nuestra existencia, navegando entre dolores y sufrimientos, precisamente por no saber vivir.
El día 28 de octubre del año 1993 la Sra. Susana Giménez, en su programa "Hola Susana", trasmitido por canal Telefe Argentino, me preguntó ¿Cuál era a mi criterio el mayor estrés a que estábamos sometidos los seres humanos?, sin demorar ni un segundo le respondí: "El estrés más grande a que estamos sometidos los seres humanos es sin duda alguna el de no saber vivir". Hoy, a 16 años, si alguien me interrogara de forma similar, no vacilaría ni un instante para ofrecer la misma respuesta, porque desafortunadamente somos hijos del placer y ello, lleva implícito la interacción saludable con las 10 fuentes energéticas que gobiernan al organismo humano.
Ellas son:
- Energía de la Fe
- Energía Alimentaria.
- Energía del Sueño y de los Ensueños.
- Energía de la Dirección de los Pensamientos.
- Energía transmisión Cuerpo-Cuerpo.
- Energía Cósmica.
- Energía Ancestral.
- Energía Respiratoria.
- Energía del Ejercicio Físico.
- Energía de la Objetivación y Autorrealización.
Todo es energía. Dentro y fuera de nosotros. Siempre tenemos su compañía. Entonces, el equilibrio biopsicosocial depende de como canalicemos cada una de las influencias de estas fuentes energéticas sobre nuestro organismo integralmente. Ellas predisponen conductas, modos de comportamiento biológico y social; pero quien determina cómo darle dirección a las fuentes energéticas es el ser humano en particular. Estas predisposiciones pueden ser modificadas y alterado su curso en dependencia de los estados afectivos, cognoscitivos y volitivos, que en definitiva determinan la dirección y orientación de la personalidad individual.
Las fuentes energéticas marcan nuestro destino pero no lo determinan: el destino no es más que una encrucijada donde existen muchas alternativas; ¿cuál elegir?, eso no lo determina el destino sino cada individuo en particular. Cuando algo nos sucede, sea positivo o negativo, habría que hacer una verdadera introspección (mirada hacia adentro, sentarse consigo mismo). Entonces, debemos preguntar hasta dónde fuimos responsables de nuestro destino.
No existe fuente energética autónoma e independiente, todas interactúan. Su adecuado conocimiento y dirección, nos permitirá alcanzar la décima energía (Objetivación y autorrealización). No podremos nunca ser objetivos y autorrealizados sin haber transitado el difícil camino de aprender a vivir.
No se escapa una milésima de segundo donde no tengamos que estar respondiendo ante ellas por nuestra actitud cotidiana, de ahí la enorme importancia de conocer cómo nos afectan en cada minuto de nuestra existencia.
El que sabe y no enseña, es como si no hubiera aprendido, por eso mi condición de profesor me hace pensar, que debo ser tan sensible, como para llorar de alegría cuando salvo una vida o como para no poder controlar el deseo de investigar hasta el cansancio, cuando presencio la muerte.
En todos los países donde he ejercido mi profesión, empezando por Cuba, siempre le he entregado a los pacientes mis teléfonos personales (los de mi casa) y en la era moderna, mis celulares. Porque yo los amo igual a las dos de la mañana de un domingo, como a las dos de la tarde de un lunes. Siempre, debo estar junto a ellos, atento a todos sus síntomas e inquietudes.
Considero que todo profesional de la enseñanza o de la Salud Futura, debe ser un compendio balanceado entre la capacidad de amar, la de aprender y la de ejercer, con total lealtad a sus alumnos o pacientes.
Mi estilo de enseñanza es en parábolas: por ejemplo, a mis pacientes siempre les digo: la vida es un puente fracturado al centro, donde la primera parte expresa el desconocimiento de la importancia de aprender a vivir; la segunda parte debemos construirla nosotros, como si fuera un empate, para poder cruzar LAS DIEZ FUENTES ENERGÉTICAS QUE GOBIERNAN AL ORGANISMO HUMANO. La tercera parte, es el reconocimiento de haber aprendido a vivir, por supuesto, después de cruzar la parte fracturada.
También les enseño como concibo la vida, comparándola con un edificio muy alto y a su vez, con tantos subsuelos como plantas sobre la superficie.
Antes de los 20 años vivimos en la planta baja, con jardines llenos de flores y mucha oxigenación. En los 20, estamos obligados a subir 1 planta y así sucesivamente, mientras transcurren los años. El mal está, que cuando tenemos 20, 30, 40 y hasta 50, aún no nos percatamos que esa torre inmensa que debemos seguir escalando, no tiene ascensores y que cada año que pase, debemos ser más óptimos para no sentir con tanta intensidad el ascenso de las escaleras.
Cuando tenemos 80 años, vivimos en el 8vo piso. Imagínese con 20 libras de sobrepeso, porque no supo alimentarse correctamente, con escasa oxigenación, porque nunca aprendió a respirar, con poca fuerza, porque no hizo bien los ejercicios físicos, con cansancio, porque no dormía bien y como si fuera poco, con rencores y expectativas frustradas de venganza, por dirigir mal la fuerza energética de su pensamiento.
Cuánto dolor sentimos si después de tantos años luchando por ascender, estamos obligados a mirar el subsuelo y decir con resignación: "Bajar me cuesta menos". Ese día habrá renunciado a su fe y así, a seguir luchando por la vida, que en definitiva es una eterna enseñanza.