La peor pesadilla.

14.01.2020

Por: Mariano Cañizares Parrado.

La interacción con personalidades histéricas es realmente muy difícil. En mi caso personal, en el ejercicio de una de mis especialidades, las he llegado a clasificar en correspondencia con el tiempo. Lo cual se apoya en el comportamiento, según transcurran los meses.

El primer mes, son personas fascinantes y encantadoras. El segundo, maravillosas. El tercero, muy agradables. El cuarto, soportables, pero en el quinto mes de relación; no cabe la menor duda: SON INSOPORTABLES.

Si por casualidad, a usted le tocó interactuar con una personalidad de base histérica, matizada con algunos rasgos adicionales de psicopatía, agárrese bien fuerte de donde pueda, porque son como las olas del mar: Siempre están prisioneras de sí mismas e intentan arrastrar hacia lo profundo, a quienes supuestamente son de su agrado. Cuando logran salir de su cauce alguna vez, generalmente se les llama Tsunami: No dejan nada sano por donde desgraciadamente pueden pasar.

Cuando más en calma están, si te pones a observarlas con detenimiento, son convulsivas e ignorantes, porque lo único que hacen es ir y venir, sin cambiar su forma ni estructura y tienen un rasgo siempre común: Destruyen hasta las rocas, convirtiéndolas en dientes de perro, por donde no se puede ni caminar y se roban la arena de las playas sin saber ni para qué. Así mismo desgarran el aliento y el alma del "ser amado", sin importar el posible dolor del otro, sólo basta que ese vaivén esté en correspondencia con los códigos establecidos individualmente por ellos como correctos, aunque estén en contraposición con la ética de la sociedad en que interactúan.

Las personalidades histéricas y psicopáticas tienen muchas similitudes, pero una sobresale por encima de todas: Los conflictos y frustraciones derivantes de su comportamiento diario, jamás tienen solución, porque ellas disfrutan y desean convenientemente cada una de sus actitudes y síntomas. Los cuales en un porciento elevadísimo, son utilizados para obtener ganancias en su interactuar cotidiano. En este sentido, se diferencian un poco, sólo porque las personalidades histéricas en algunas ocasiones, sus actitudes presentan matices inconscientes.

Tienen una gran diferencia con las personas supuestamente normales. Ésta se pone de manifiesto cuando existe una descompensación de la personalidad. Las alteraciones de los niveles de autorregulación en personas normales, siempre tienen solución con un tratamiento psicofarmacológico, psicoterapéutico o por medio de la combinación de ambos. En las personalidades histéricas o psicopáticas, los síntomas y los comportamientos mórbidos jamás van a tener solución, porque no forman parte de una situación transitoria y desencadenante de sintomatología. Todo lo contrario, son rasgos anormales y estables de su personalidad.

Así que cuando en su vida se atraviese una personalidad histérica o psicopática, la única solución es mudarse y no darle la dirección, porque si no, estará sometido a tensiones y sufrimientos por el resto de su vida.

¿Cómo serían los primeros cinco meses de vida con un ser portador de una personalidad histérica?

El primer mes son personas fascinantes y encantadoras. Son tan histriónicos y ególatras, que como a un artista, llegamos a amarlos, inclusive de manera pasional. Es una sensación extraña. Por momentos nos aturden, pero en otros, se nos hace difícil vivir sin ellos.

Inclusive, existe una variante histérica expresada a través de la pena o lástima. Son aquellas personas que buscan llamar la atención por su aparente infelicidad y falta de afecto. A pesar de resultar desagradable ante nuestros órganos sensoriales tales actitudes, cuando empezamos a relacionarnos, nos inundan con atenciones y caricias, buscando exactamente ser recompensados de igual manera. Pero es tanta la intensidad, que terminan ahogando los sentimientos más nobles.

Cualquiera de las dos variantes es fascinadora. Es decir, sumamente atractiva para nuestros deseos inconscientes. Nos hacen sentir vivos, pero porque estamos hipnotizados y no somos capaces de percatarnos del peligro que nos acecha.

Son personas muy inestables emocionalmente, pero cuando se lo proponen, son tan entregadas en las relaciones sexuales y muchas veces promiscuas, que resulta algo imposible de abandonar, porque nos parece poco probable encontrar otro ser igual. Desean tanto llamar la atención en esta esfera de la vida, que son capaces de provocar placer en donde no existen puntos erógenos.

Ya en el segundo mes de relación, comienzan a aparecer frases como: "Menos mal que contigo todo parece diferente, porque siempre he sido una persona muy incomprendida".

El arte de leer entre letras, permite encontrar el lenguaje de lo que se oculta. Nunca somos tan incomprendidos, como tan difíciles de comprender. Ese es el primer elemento influyente, para cambiar el calificativo de fascinante por simplemente maravilloso.

En el tercer mes empezamos a encontrar ciertos deslices e incoherencias, cuando comparamos cada uno de los diálogos sostenidos en los dos primeros meses. Ojo... Con las personalidades histéricas los diálogos no abundan; más bien son monólogos.

Hablan tanto, que resulta muy fácil para el interlocutor, percatarse de frecuentes mentiras y fábulas, indicativas de aparentes desdichas. Por supuesto, siempre provocadas por el otro. Nunca por ellos.

La personalidad histérica utiliza con mucha frecuencia el mecanismo de defensa referido a la proyección. Es el medio compensatorio elegido, para intentar disminuir la tensión psíquica generada por sus constantes inestabilidades, en todas las esferas de interacción con el medio que les rodea.

Es un mes donde se empieza a perder progresivamente el calificativo de maravillosos, para provocar momentos intermitentes, realmente muy agradables.

Mientras transcurre el cuarto mes de convivencia, se perciben los primeros indicios de inconformidad e insaciabilidad de la personalidad histérica. No pueden ocultar más ese deseo desmesurado de ser merecedores de todo, aunque el sacrificio por lograrlo, no esté en correspondencia con lo deseado.

Su elevadísima inestabilidad emocional tipo Tsunami, comienza a aflorar. Aunque encubierta por su gran facilidad para desdoblar la personalidad y darle una salida aparentemente elegante, resulta totalmente imposible de ocultar.

Aparecen además los diálogos insustanciales y superficiales, demostrando por momentos, inconsistencia en los niveles de madurez de la personalidad.

Ante estas debilidades evidentes, la personalidad histérica se refugia en una dependencia afectiva fingida, típica de una obra de teatro. Por supuesto, de muy mal gusto para el acompañante, debido a que si se le ocurre opinar en contra del papel elegido para obtener ganancias en su relación, aparecen frases típicas como estas: "Por favor, no hables. Mientras más lo haces, más empeoras las cosas". Es evidente. Estamos en presencia de una expresión tendiente a confundir y crear un ambiente ventajista y deshonesto.

En este cuarto mes, como ya están percibiendo ser descubiertas, entonces apelan a la seducción sensual, como una necesidad para fortalecer su autoestima, porque sin dudas, ellas no pueden dejar de ser apetecibles, lo cual da por descartado ser rechazadas alguna vez.

Como pueden ver, siempre trato a este tipo de personalidad como típica del sexo femenino. En muy raras ocasiones podemos constatarlas en el sexo masculino y cuando así sucede, en casi el cien por ciento de las oportunidades, resultan hombres con tendencia homosexual.

Rara vez hay personalidades histéricas femeninas con tendencia homosexual hormonal. Sólo es posible cuando los factores predisponentes y desencadenantes, están condicionados por el alto nivel de inestabilidad, insaciabilidad y frivolidad del comportamiento. Los trastornos de esta naturaleza en más del 95 % son el producto de una conducta sociópata. Dicho en el sentido de un trastorno de la personalidad, típico de aquellos que gustan violar las normas sociales.

Si este comportamiento va en contra de quienes han estado en interacción con ellos, es suficiente para desencadenar actitudes inaceptadas por su ambiente social.

Ponen a relieve la teoría de los derechos individuales, por encima de las normas sociales.

En el quinto mes de relación afectiva con estas personas, comienzan a aparecer progresivamente situaciones de conflicto, donde el final no puede ser otro que la frustración y la separación definitiva. Es un período donde podremos apreciar con total nitidez, que vivir en relación con una persona portadora de una personalidad de base histérica, genera tanta inseguridad como atravesar el estrecho de la Florida en un neumático de bicicleta, porque cuando menos lo esperamos, nos hacen lo mismo un acto de bienvenida, como un mitin de repudio.

Especialmente se declaran con respecto a sus trastornos sexuales; esfera que aparece barnizada por su histrionismo y egocentrismo, aparentando ser extraordinariamente activas, cuando en realidad la mayor parte padecen de anorgasmia. Aquí se pone en evidencia el viejo proverbio: "Dime de qué alardeas y te diré de qué careces". Son personas que gustan gustar y sienten un profundo placer recibiendo elogios y piropos. Logran más orgasmos con esta "falsa" estimulación, que cuando se les da la oportunidad de ir a la cama.

Ojo con el párrafo anterior, porque son tan artistas, que sólo una persona profundamente entrenada, puede percatarse del momento donde están teniendo un orgasmo fingido.

Son personas sufridas, porque en sus momentos de soledad, cuando tienen tiempo para encontrarse consigo misma, se percatan perfectamente, que su vida es un constante teatro.

En estas oportunidades, cuando vuelven a relacionarse, utilizan predominantemente el mecanismo compensatorio de la racionalización, con el fin de restarle importancia a sus constantes fracasos en los intentos de manipulación, de todos los que de una manera u otra están a su alrededor. Estos comportamientos apoyados en una hipocresía pueril, hacen de la histérica una persona desadaptada. Utilizando con frecuencia el mecanismo compensatorio de la regresión, con el fin de evadir constantes encuentros con su verdadera realidad presente.

El quinto mes, es un tiempo convulsivo y de estallidos temperamentales, porque al sentirse desnudos, cuando se les han puesto en evidencia todos sus comportamientos mórbidos; en muchas oportunidades actúan como verdaderas sociópatas. En este preciso instante, comienzan a aflorar con mayor nitidez, rasgos psicopáticos de la personalidad, los cuales se convierten progresivamente en peligros potenciales, amenazantes de una posible reconciliación.

No obstante, si han sido abandonadas, sin ser ellas las protagonistas del rechazo definitivo. Mucho cuidado, porque no se dan por vencidas. A partir de ese entonces comienza un proceso de venganza cruel y despiadado, capaz de provocar daño en todas las esferas de interacción, de quien alguna vez se suponía amaban. En definitiva, tener que interactuar con una personalidad histérica es la máxima expresión de ser mendigo de sí mismo.