La sologamia.
Por: Mariano Cañizares Parrado.
Definir conceptualmente este término, sería de una manera u otra, comenzar a copiar de autores adelantados en la publicidad de temas tan interesantes en la vida de relación íntima entre los seres humanos. No obstante, con el objetivo de garantizar un mejor entendimiento, se impone hablar de los límites que permiten el establecimiento de similitudes y diferencias entre ellos.
Sologamia: A mi criterio, se debe definir como una unión consigo mismo, proveniente del supuestamente sabio proverbio: "Es mejor estar solo que mal acompañado". De esta manera, es incorrecto completamente referirnos a que es una moda en la actualidad, porque según mis búsquedas, este proverbio es tan antiguo, que se desconoce totalmente el tiempo, lugar y motivos de origen. Es decir, es más viejo que andar a pie.
Lo que si es cierto, es que se ha puesto de moda el casarse con uno mismo, pero para mí, es un poquito más de la misma cosa, con una sobredosis considerable de egocentrismo e histrionismo, propio de personalidades histéricas, donde se desea condicionadamente, hacer público lo que para muchos ha sido un estilo de vida, resultante de emociones, sentimientos y pasiones, suficientes para dar lugar a conflictos y frustraciones, capaces de fusilar el amor hacia otra persona. Dando lugar a una forma más de comportamiento enajenado: Casarme consigo mismo.
Lo que estas personas ignoran es que hasta en la sologamia existe la infidelidad, y de qué manera, porque desde que la consciencia entre en contradicción con nuestro mundo inconsciente, aparecerá sin dudas el desequilibrio emocional, donde se buscará afecto no en una persona, sino en objetos, animales, ideas, imaginaciones y manipulaciones, apoyadas sobretodo en la soledad, que sin margen de error, es la peor de las compañías.
Desde el año 1993 me propuse hacer una investigación, donde pudiera constatar objetivamente, el desplazamiento afectivo de una persona cuando ha decidido casarse consigo misma.
Aunque este término se le acusa de no ser tan común, es todo lo contrario. En sólo 24 años he atendido a más de 3000 personas que han decidido estar solos a estar mal acompañados, y lo más significativo es, que en más de un 90% han sido fieles a su decisión. Además, les aseguro que los resultados, le sorprenderán, porque la sologamia es una falsa fachada para justificar nuestro rechazo hacia vivir casado con otro ser humano.
El 93,2 % de las personas investigadas conviven con mascotas. Por tanto, están casados con perros, gatos, conejos, curieles, ratones, pajaritos, peces y muchos otros. Hace apenas 10 años, atendí a una paciente que padecía del síndrome de amor a la soledad y después de un profundo psicoanálisis, salió a la luz un secreto increíble: Vivía pasionalmente enamorada de una higuana, la cual compartía su cama como el mejor de los amantes.
El 43,8% de las personas amantes de la sologamia y que sus edades oscilan entre los 32 y 45 años, cuentan en su casa al menos con un juguete sexual. Es fácil advertir que están casados con: Consoladores portadores de testículos o sin ellos. Con vibración sencilla o doble. Dedos estimuladores, lenguas vibradoras, masajeadores de clítoris o de punto G masculino. Excitantes artificiales, huevitos vibradores, lubricantes vaginales y anales. Masturbadores masculinos y succionadores de clítoris, etc.
Como si fuera poco, he tenido pacientes que caminan a pleno sol para hablar con su sombra, a la cual le confiesan todos sus deseos reprimidos, producidos por la falta de valentía, al negarse a sí mismo que somos, queramos o no, seres sociales.
El 39,7 % de la muestra estudiada, cuentan en su dormitorio con algún medio audiovisual de contenido pornográfico. Pareciera una redundancia, pero vale la pena. También están casados con estos recursos para provocar excitación sexual.
El 98,6 % de las mujeres que han decidido poner en práctica de vida la sologamia y que a su vez tienen un físico muy atractivo, decoran su habitación con varios espejos, los cuales son utilizados para ver y disfrutar sus propias caricias.
Los procesos afectivos son la expresión máxima de lo cognoscitivo y lo volitivo. En ello no hay mucho que dudar. Se expresan, aunque amemos pasionalmente la más apetecible independencia y soledad. Entonces, la sologamia, entre todos los modos de expresar un tipo de relación sentimental, es la más susceptible a infidelidad, porque en muy poco tiempo comenzaremos a traicionarnos a nosotros mismos.
Punto y aparte requieren los resultados obtenidos en otro tema, que pareciera estar contenido dentro de la poligamia, pero no es así, dista muchísimo no sólo en contenido, sino además, en su modo de expresión. Me estoy refiriendo al poliamor. Tema que desarrollaré a profundidad en mi próximo artículo.
Por su importancia, en mis investigaciones no le resté valor
a términos más conocidos como: La monogamia, bigamia y poligamia, en los cuales
les demostraré resultados sorprendentes, donde podemos constatar de manera
objetiva, cómo el ser humano hasta en el placer más excitante de la vida, vive
eternamente mendigándose a sí mismo.