Los deslices sexuales.
Por: Mariano Cañizares Parrado.
Son tan variadas las formas de expresión y tan diversas las direcciones del comportamiento cuando se ama, que muchas veces estamos confundidos. En unas predomina hasta la indiferencia y en otras, un apego afectivo tan intenso que nos asfixia. ¿Cuál de ellas puede motivar los deslices?
La indiferencia, aunque pareciera un desprecio, puede ser más auténtica y fiel al sentimiento de amar que el apego afectivo, porque quizás se ame tanto, que buscamos incesantemente una prueba de ello. Sin embargo, es común expresar demasiado amor cuando pretendemos ocultar verdades muy dañinas.
No obstante, hay hechos que nos constatan con total objetividad la muerte del amor: Olvidar con frecuencia ponernos nuestro anillo de compromiso, dejar tirado sobre una mesa un hermoso poema de amor entregado por quien nos ama, no conservar con esmero una rosa aunque no sea la más costosa, no escuchar con atención los halagos y dulces palabras de nuestra pareja...
La palabra amor excluye: La traición, rencor, venganza, ambiciones, odios... Sin embargo puede incluir inestabilidad, placer, insatisfacciones, inmadureces, represiones, celos; los cuales muchas veces nos llevan a los deslices.
Mientras escribo este artículo me recuerdo de un programa de televisión en Cuba, que salía al aire con el título de "Contacto". Fui muchas veces invitado a este espacio televisivo y en una de ellas me preguntaron qué concepto tenía del amor. Me era tan difícil definirlo con precisión, que decidí compensar esta situación de estrés con un poema.
El amor es ilusión.
El amor es luz, es calma.
Que se apodera del alma.
Y penetra el corazón.
Amor es una pasión.
Que intranquilo nos mantiene.
Nos alienta, nos sostiene.
Y nos ayuda a vivir.
Lo que si no sé decir
Que forma y figura tiene.
En estos momentos después de pasados más de 30 años de aquel programa, he realizado muchas reflexiones sobre la figura o forma del amor. No obstante, sigue siendo extremadamente difícil ser objetivo al definir algo tan subjetivo. Hay que considerar: Su disposición, manera de hacer las cosas, modo de expresión, condición bajo la cual tiene lugar la expresión de amar, hechos que dieron lugar a su surgimiento y mantenimiento en el tiempo, modales, conductas, comportamientos y más importante aún, los compromisos que se establecen cuando uno se declara enamorado.
Precisamente esos contratos sentimentales son los que uno entiende rotos cuando ocurre un desliz.
Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, el desliz es definido como un desacierto o equivocación. Un fallo involuntario, especialmente con respecto a la relación sexual. Y como si fuera poco, agrega que se trata de un descuido o tropezón ¡Que desparpajo!
A mi criterio el desliz es un camino desesperado para salir de una situación amorosa en la cual reina la inseguridad, incertidumbre, desequilibrio e indecisiones que poco a poco han venido fusilando el amor. Pero hay un tema mucho más importante que el propio desliz. ¿Ellos fortalecen o destruyen el amor? Es una pregunta que nos hacemos todos los seres humanos cuando estamos en una situación de conflicto amoroso.
Cualquiera sea, el desliz siempre fortalece al amor.
Es verdad que debe ser considerado como un fallo que puede inclusive generar sentimientos de culpa y autocensuras, pero jamás será una equivocación y menos aún un error. Porque cuando el amor está siendo invadido por estados de confusión, es muy saludable comprobar si existe o no el amor hacia nuestra pareja. En caso de que el desliz nos haya inclinado a tomar la decisión de la separación; no hay mucho que analizar: indudablemente, nunca existió o por múltiples razones dejamos que muriera.
Sin embargo, cuando se regresa al seno familiar, con total convencimiento de tener en la casa algo superior a lo experimentado en el desliz, hemos comprobado sin margen de error, la existencia del amor con nuestra pareja.
¿Dónde está el mayor problema? Cuando está ausente el más
fuerte medidor de la calidad del amor: la comunicación y desarrollo mental en
cualquier tipo de relación amorosa. Si existe este ingrediente, el cual
confunde a quien no lo comparte, jamás habrá problemas, porque cuando por
alguna razón el amor vuelva a perder intensidad, estoy seguro estarán capacitados
para decirse sin reparos qué les está faltando y de esta forma no tener que
recurrir de nuevo al desliz, porque de elegirse como excusa, generará
inestabilidad y predilección por el placer. De ser así, esa pareja se
convertirá en mendigos de sí mismo.