Medicina o estereotipo.

19.05.2015

Por: Mariano Cañizares Parrado.

Dónde lo supuestamente bueno y necesario, trae consigo efectos secundarios muy severos.

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, un estereotipo es la "imagen o idea aceptada comúnmente por un grupo o sociedad, con carácter inmutable".

Pareciera que la era "moderna" de la medicina es lo inamovible, sin tener en cuenta las posibles consecuencias de un incorrecto procedimiento médico.

Si quiere comprobar tal aseveración, no tiene necesidad de hacer mucho esfuerzo, sólo cumpla con tres requisitos:

  • Vístase de mujer.
  • Diga que tiene edad fértil.
  • Manifieste su deseo de salir embarazada.

Inmediatamente verán delante de ustedes un recetario indicándoles ácido fólico. No importa si usted tiene la hemoglobina y los glóbulos rojos demasiado elevados, o está incapacitada física o psicológicamente para tener hijos, lo importante es que cumple los parámetros del estereotipo.

El ácido fólico es muy conocido como una vitamina del complejo B (B9). Además de lo planteado, también resulta muy necesaria en la síntesis proteica y según las conclusiones de muchas investigaciones, es útil en el crecimiento celular, eliminación del déficit de vitamina B12, evitar problemas cardiovasculares y circulatorios, prevenir sobre el posible desarrollo de células cancerígenas, así como para optimizar los niveles de rendimiento del Sistema Nervioso Central... Pero hasta estos posibles beneficios resultan muy cuestionables, dado el producto de otras investigaciones que aseguran exactamente lo contrario.

Lo cierto es que el cuerpo humano es una maquinaria perfecta, imposible de superar. Cuando contamos con una alimentación adecuada él se encarga de fabricarlo todo en su justo momento, en la dosis exacta y sin efectos secundarios. Pero como he dicho en artículos anteriores: "Es mucho más fácil indicar una receta médica, que estudiar bioquímica de los alimentos".

Además, en mis estudios experimentales, utilizando como muestra a los pacientes que me asisten para tratamiento de fertilidad, he podido comprobar científicamente que uno de los atributos asociados a la presencia del folato, tanto en hombres como en mujeres es totalmente falso. Ni aumenta la espermatogénesis, y menos aún ayuda a la maduración del ovocito.

Y como si fuera poco, lo supuestamente bueno y necesario, trae consigo efectos secundarios muy severos.

Aunque estos rangos pueden sufrir pequeñas variaciones según las muestras tomadas por diferentes laboratorios, la hemoglobina es normal cuando en hombres está entre 13 y 17 y en mujeres entre 12 y 15 g/dL. Por su parte, los glóbulos rojos están normales cuando los hombres tienen de 4.5 a 6 y las mujeres de 4 a 5.5 células/mcl.

Por encima de estas mediciones estándares pueden ocasionar:

  • Cefaleas y vértigo permanente.
  • Visión borrosa.
  • Enrojecimiento de la cara.
  • Aumento en la viscosidad de la sangre, provocando inmediatamente la probabilidad de riesgos para sufrir una trombosis, sin contar con el deterioro progresivo del transporte de oxígeno hacia los tejidos del cuerpo, con todas las posibles consecuencias generadas por el defecto de oxigenación.
  • Serias dificultades en la concentración de la atención, asociado a disminución sustancial de la memoria y la capacidad de análisis y síntesis del pensamiento. En pocas palabras: Lo que comúnmente se llama, torpeza mental.
  • Aumento considerable del apetito, asociado por lo general al sobrepeso, con todos sus desagradables hermanos.

Lo más gracioso de toda esta revolución de ácido fólico, está en la confirmación de que la malformación congénita, es superior cada día en este supuesto mundo moderno y civilizado. Es decir, se indica para evitar lo que cada día se hace más común.

En mi vida profesional superior a las tres décadas, sí comparto la idea de que el suplemento vitamínico con ácido fólico, es necesario cuando hemos comprobado que la mujer está embarazada, pero antes es una torpeza médica de consideración, si los valores de la serie roja ya referidos, están entre límites normales.

Que fácil sería que estos médicos estudiaran un poco más la bioquímica de los nutrientes naturales, e indicaran en vez de un componente químico procesado, alimentos ricos en ácido fólico. Tema tratado a profundidad en mi último libro titulado: "La biblia de la alimentación". En él hay una exposición detallada de la composición bioquímica de cada alimento, así como las enfermedades que pueden provocar o sanar.

El ácido fólico está presente en: Fríjoles, garbanzos, arvejas, lentejas, soja, habas, habichuelas, espinaca, lechugas y otros repollos de color verde, frutos secos, aceites fabricados con extracto de girasol... Sin embargo, conocer las fuentes no indica saberlo todo; es muy conveniente conocer con cuáles alimentos resultan compatibles, con el fin de evitar dificultades en su metabolismo.

Especial atención debemos tener en el consumo de algunos cereales, que aunque están fortificados con ácido fólico, pueden contener gluten; entonces, es peor la cura que la enfermedad.

Algo extraordinariamente sutil he podido comprobar en mis continuados estudios experimentales, lo cual está inundando progresivamente la vida de todos los seres humanos. La presencia de televisores dentro del dormitorio, celulares pegados al cuerpo, computadores encima de las piernas, comidas hechas o calentadas en microondas, cámaras bronceadoras y especialmente, las tomas de sol entre las 9:00 a.m. y las 4:00 p.m. resultan agentes agresores activos, provocando deficiencia de ácido fólico en el cuerpo humano.

El desarrollo tecnológico está resultando ser el mejor amigo de la muerte y el peor enemigo de la vida.