Medicina con honor. Segunda parte.
Por: Mariano Cañizares Parrado.
Médicos. ¿Representantes de Dios en la tierra?
Cuba. Una isla ubicada en el caribe, es motivo de múltiples opiniones en el mundo contemporáneo. Muchos se dedican a hablar de las cosas malas de este hermoso país. Otros nos empeñamos en hacer mención de sus exclusividades, capaces de calificarlas como un pedazo de tierra, donde muchas cosas son superiores al llamado primer mundo.
No es necesario hablar de la mejor medicina. Queramos o no, cuando tocamos este tema estamos obligados a incluir a Cuba, donde los médicos sin recursos de ninguna naturaleza, hacen maravillas para salvar vidas sólo apoyados en la semiología clínica, y en base a ello, aplicar un excelente tratamiento sin contar a veces ni con una aspirina.
Como ejemplo universal, en Cuba el trabajo interdisciplinario entre las especialidades de psiquiatría y psicología clínica, nos ponen a pensar en el cómo es posible, que en una consulta de urgencia en Colombia; con sólo una simple mirada se emita un diagnóstico de personalidad totalmente acabado, y por supuesto, se pase a la historia clínica como algo comprobado científicamente. Más aún teniendo en cuenta, que este diagnóstico es emitido por un médico general recién graduado.
Sólo es posible comprender la complejidad de un diagnóstico psicopatológico, si explicamos en detalles cómo se hace en cualquier institución médica de Cuba, donde exista un servicio de psiquiatría.
Cuando el paciente llega a consulta es atendido por el psiquiatra. Este especialista, que además de haber estado 6 años estudiando en la Facultad de Ciencias Médicas; cursó adicionalmente 3 años de medicina general integral, y como si fuera poco, después tuvo que pasar 3 años más estudiando a profundidad todo lo relacionado con las enfermedades mentales, en donde se forman con una característica muy particular: Son menos biologicistas que el resto de las especialidades médicas. Una vez atendido por este especialista, es emitida una impresión diagnóstica que, aunque sea demasiado evidente, no es suficiente para aplicar un tratamiento. Entonces, este paciente es remitido al servicio de psicología con el fin de precisar su diagnóstico. Allí un gran grupo de psicólogos y psicometristas, en un staff muy bien coordinado, determinan cuál será el estudio necesario y cuáles pruebas diagnósticas lo integrarán.
Sin considerar las particularidades clínicas de cada paciente, existe una batería de base, integrada por test psicológicos como: Inventario Multifásico de la Personalidad de Minnesota, 16 PF de Cattell, Completamiento de frases de Rotter, The house-tree-person test (HTP), entre otros. Aprender a aplicar y calificar estas pruebas, abarca dos semestres para un estudiante de psicología.
Teniendo en cuenta la impresión diagnóstica del psiquiatra y los resultados experimentales del servicio de psicología, se emite un diagnóstico definitivo, el cual dará lugar a un objetivo y efectivo tratamiento para alcanzar la salud mental de la persona afectada.
Si tenemos en cuenta todo este rigor científico, cómo es posible que en Colombia se haya puesto de moda, que cuando a un paciente no se le puede resolver los síntomas de una enfermedad, sea remitido de manera inmadura, ofensiva y discriminativa para un servicio de psiquiatría, porque supuestamente se trata de un trastorno mental.
Más osado todavía es cuando vemos a un médico recién graduado (con sólo 6 años de estudio, y nada de práctica), emitir un diagnóstico tan complicado, como por ejemplo, padece de: Un trastorno de personalidad tipo A, descompensado a forma ansioso depresiva, con dependencia a los opioides; sin tan siquiera conocer la causa del dolor capaz inclusive de afectar su estado consciente.
Serán varios artículos sobre la medicina con honor. Usted puede estar incluido en esta gama de errores de la mayor parte de los médicos recién graduados, que se creen los representantes de Dios en la tierra. Cuando usted no obedece y confía ciegamente en sus impresiones diagnósticas y el sistema de tratamiento indicado, comienza a formar parte de aquellas personas que padecen de un trastorno mental. En pocas palabras, pasó usted a ser "un loco" sin internamiento.
Como siempre. Un abrazo para todos y uno para mí, y que Dios nos siga protegiendo.