La satisfacción en el pensamiento.
Por: Mariano Cañizares Parrado.
En la vida diaria debemos prestar tanta atención a lo evidente, como a todo aquello que aparentemente está oculto a la percepción consciente. Si no somos capaces de hacerlo, la vida diaria nos llevará irremediablemente a la utilización del mecanismo compensatorio de la personalidad tipo: Satisfacción de los deseos en el pensamiento.
Cuando el estrés, las tensiones psíquicas y la ansiedad encarcelan nuestra existencia, por lo general dejamos de ser objetivos en la percepción de la realidad circundante.
Quiero mostrarles el camino para que puedan percibir con nitidez lo fácil que resulta pasar de ser una persona objetiva a una totalmente insegura y subjetiva.
En la actualidad muchos confunden los términos de estrés, tensión psíquica y ansiedad. En ocasiones se manejan como conceptos independientes y diferenciados, casi en extremo opuestos y en otras, han sido prácticamente homogeneizados, por lo que estamos en presencia de fenómenos psicológicos, fisiológicos y biológicos, donde su tratamiento ha transitado por múltiples direcciones y variadas formas de definición. Es curioso no encontrar consenso alguno en cuanto a sus diferencias y similitudes.
La unanimidad de criterios en los estudiosos de la ansiedad, no sólo se muestra ausente en la concepción de la psicología bajo el régimen social que la desarrolla, sino dentro de una línea teórica y aún más, si consideramos que existen criterios muy diversos en un país y una misma escuela.
Teniendo en cuenta esta problemática y buscando que cuenten con suficientes conocimientos, como para poder comprender esta transición, haré un pequeño resumen de lo considerado más importante, según mis propios estudios experimentales.
Considero que existen tres tipos de ansiedad:
- Aquella que aparece por contrariedades posibles o probables. Algo inesperado, que provoca cambios muy bruscos en la vida de un ser humano, expresado en vivencias específicas como: recelos, alarma, ambiciones, egoísmos, alteración de la tranquilidad... a tal extremo, que desorganiza por completo el modo de comportamiento de un individuo. Puede ser la muerte de alguien muy querido, la pérdida de un trabajo que garantizaba la seguridad de la familia, la traición de un ser al que hemos amado con mucha intensidad... Hechos desestabilizadores de la capacidad de autorregulación personal, donde comenzamos a comportarnos de una manera enferma, sin control, mantenida durante mucho tiempo.
- Estados reactivos, temporales, transitorios, que surgen ante situaciones específicas no habituales. En grado significativo depende directamente de la valoración por el individuo, sobre una situación concreta, percibida por él como amenazante. Se caracteriza por la percepción intensiva, pero no estable de los problemas propios. Nos referimos a conflictos personales, familiares, matrimoniales, situaciones de espera... que tienen una solución inminente. Una vez ausente el agente precipitante y desencadenante, desaparece la ansiedad.
- Se concibe como una característica individual, relativamente estable de la personalidad de un individuo en particular. Por ejemplo, pueden estar cinco hermanos reunidos compartiendo un encuentro festivo, de pronto ocurrir un temblor de tierra. Uno puede mantenerse en silencio, otro saltar sin poder controlar el impulso. Un tercero levantarse con autoridad y tratar de imponer la calma y los otros expresarse mediante una incontinencia afectiva (llanto y nerviosismo fuera de control). Es un tipo de ansiedad que no depende de la intensidad de los estímulos exteriores, sino del modo personal, particular de procesar la información recibida. Es un rasgo de personalidad que nos caracteriza y nos predispone a responder de manera ansiosa ante situaciones que no lo ameritan.
Otro tema muy asociado a la ansiedad, muchas veces confundido con ésta, es el estado de estrés o tensión psíquica. En mis investigaciones he dejado claro dos indicadores:
- Particularidades objetivas de un estímulo generador de estrés. Me refiero a situaciones extremas, difíciles, complejas y capaces por su objetividad, de generar presiones y preocupaciones latentes, constantes, en una persona determinada. Está el caso de un dirigente que tiene la responsabilidad de manejar recursos económicos, de los cuales depende un colectivo de trabajo y en sus manos está la conducción con inteligencia, de cada una de las actividades que debe realizar para llegar y mantener la estabilidad en el éxito.
- Por otra parte, está el estado que surge de estas presiones y preocupaciones (reacciones emocionales), éstos son más subjetivos, porque dependen de la capacidad de autorregulación consciente de la persona bajo tensión. Es preciso señalar que el ser humano posee una serie de aptitudes que le dan el privilegio de desarrollar su propia individualidad y observamos, como hombres que no poseen un gran caudal de conocimientos, se muestran estables y autorregulados ante situaciones que por su contenido específico, presentan credenciales para estresar, esto naturalmente, no es por la ausencia de un alto sentido personal para el que lo percibe, sino porque estos individuos se defienden perceptualmente de los estímulos capaces de desestabilizarlos. Se observa, como en lugar de acentuarlos, los "ignoran" más bien de una forma inconsciente.
Sin embargo, hay otros que el
nivel de sensibilización con los agentes estresantes y sus consecuencias,
resultan demasiado intensos ante la capacidad autorreguladora de la
personalidad. En estos casos podemos observar la aparición de un mecanismo
compensatorio de la personalidad que para muchos autores ha resultado inclusive
un estado caracterizado por la pérdida de contacto objetivo con la realidad
circundante. Lo cual no es tan así. Me parece mucho más negativa la defensa
perceptual porque puede inclusive albergar la resignación.