La bicicleta. Una amenaza para la salud.

08.02.2022

Por: Mariano Cañizares Parrado.

No quiero hablar en esta oportunidad de lo que todos conocemos: Muerte por accidentes de tránsito, daños sufridos por la poca seguridad para circular con este tipo de transporte, sometimiento constante al smog que descargan sobre el ciclista el transporte automotor, exposición a ruidos, cambios de temperatura, efectos negativos de la ionización positiva y los rayos ultravioletas, vías sin las condiciones necesarias etc. Esta lista resulta realmente interminable, pero a su vez muy conocida por quienes han elegido a la bicicleta como un medio de traslado rápido, diversión, deporte, y por supuesto, creyendo alcanzar un buen estado de salud.

HOY HABLARÉ DE LAS ENFERMEDADES QUE PROVOCA CONDUCIR BICICLETA CON CIERTA FRECUENCIA.

Junto a las enfermedades mentales generadas por la presencia de la COVID-19. El uso de la bicicleta se está convirtiendo de manera acelerada, en uno de los motivos de asistencia a consulta médica. Para justificar este planteamiento me apoyaré en algunos datos investigativos, los cuales le permitirán no sólo comprender con facilidad este artículo, sino además, hacer consciencia que las conveniencias de un político (explicadas en el artículo anterior), no siempre están cercanas a la profilaxis médica.

El ciclista masculino, cada vez que da un pedalazo, hace que la uretra pase por encima del sillín hacia el lado contrario de la pierna en empuje del pedal. Es decir, ese delicado conducto por el cual se expulsa hacia el exterior la orina almacenada en la vejiga, con todos los componentes químicos desechados por el organismo, los cuales a veces pueden ser motivos de irritación natural, es dañado y obligado por la acción de fricción constante e indiscriminada, a provocar traumatismos y por supuesto, serios trastornos en la micción.

Imagínese usted señor ciclista, que cuando hemos recorrido a penas un kilómetro, nuestra uretra ha pasado por encima del sillín la sorprendente cifra de 1458 veces. Es decir. Ese tubo extendido a lo largo del pene, que además de facilitarnos orinar, nos brinda el enorme placer de eyacular, está siendo sometido a un rozamiento traumático (por la dureza de la silla), capaz de provocar todo lo que describiré a continuación.

Esa permanente fricción va creando síntomas casi imperceptibles, pero acusatorios de una posible estenosis uretral. Es decir, que ese conducto mencionado se va inflamando hasta hacerse cada vez más estrecho, provocando (de ser repetido), una uretritis con todos sus síntomas, los cuales requieren tratamiento medicamentoso y dilataciones, casi en su generalidad, y en muchas ocasiones, hasta de una intervención quirúrgica.

¿CUÁLES SON ESOS PRIMEROS SÍNTOMAS CASI IMPERCEPTIBLES?

Primero que todo, comenzamos a sentir una sensación realmente extraña. Es como si la orina rozara con más fuerza y tensión las paredes de la uretra, quedando una ligera percepción de que la micción no ha sido totalmente completada, e inclusive, en muchas ocasiones nos hace orinar con más frecuencia de lo normal. Cuando la estenosis se hace más aguda comenzamos a experimentar alguna dificultad para orinar, y la orina se hace más oscura. En una fase más avanzada puede aparecer cierta secreción en la terminal del tubo uretral, hacia el glande.

Si la persona no hace reposo y sigue conduciendo bicicleta, puede comenzar a aparecer sangre en el semen (hematospermia), y también en la orina (hematuria).

Todos los síntomas descritos de mantenerse en el tiempo, van provocando áreas de dolor. Como por ejemplo, en la pelvis, y cierta molestia durante el acto sexual, sobre todo, en el momento de la eyaculación. Ya en este estado, hay veces que al sacudirse el pene (después de orinar) se siente una ligera picazón, lo cual nos obliga a sacudirnos más. En este caso, si no solicitamos asistencia médica inmediata, podemos estar en presencia de una uretritis, la cual resulta un terreno abonado para desarrollar bacterias y hongos fundamentalmente.

En las personas jóvenes éstos síntomas mencionados, generalmente tienen un pronóstico favorable, pero en los adultos mayores de 50 años suelen estar asociados a prostatitis, lo cual complica aún más el cuadro clínico.

En el próximo artículo describiré las consecuencias negativas de la bicicleta para la salud, en el sexo femenino, donde la uretra, por su longitud, no es el tema a tratar.

Como siempre. Un abrazo para todos y uno para mí, y que Dios nos siga protegiendo.