Interacción del alma, el espíritu y el cuerpo. Tercera parte (EL CUERPO).

01.07.2021

Por: Mariano Cañizares Parrado.

Me encanta escribir en proverbios y explicar en parábolas. Soy extremadamente didáctico, y en todas mis investigaciones científicas, conferencias, talleres y consultas con mis pacientes, trato de hacer ver las cosas de la manera más práctica, porque a veces la teoría nos envuelve en conceptos portadores de cierta subjetividad.

"Vivir es un privilegio, saber vivir es una obligación". Entre mis más de 400 proverbios, no me cabe la menor duda, que éste es el más científico, porque cuando no sabemos vivir, sobre existimos llenos de emociones incontrolables, pensamientos negativistas, recuerdos atormentadores, y como si fuera poco, con falta de voluntad para emprender nuevos caminos, capaces de borrar el daño que nos hace no saber vivir.

UN CICLO DE 24 HORAS.

La purificación del cuerpo comienza desde que abrimos los ojos cada mañana. Sin levantarnos de la cama, debemos hacer hiperventilaciones, con el objetivo de equilibrar los niveles de anhídrido carbónico de la sangre venosa, con los de oxígeno de la sangre arterial.

Desafortunadamente el continente occidental no tiene cultura yoga. Vemos a un ser humano practicando estas técnicas en un parque, y lo menos que podemos decir, es que perdió el juicio.

Debemos crearle reflejos condicionados a nuestro cuerpo, hasta que den la apariencia de ritmos biológicos. Desde que nos levantamos a las 6:00 a.m. intentar hacer heces fecales, orinar y bañarnos con agua a temperatura superior a la del cuerpo. Este acto nos permite eliminar los radicales libres endógenos liberados en el periodo del sueño. Unido a que el agua caliente nos vasodilata, relaja nuestros músculos, mantiene la liberación de endorfinas y melatoninas, inhibiendo con ello la acción estresante de las noradrenalinas y el aumento del cortisol, provocado por un baño con agua fría, combinado con la propia luz del amanecer.

A las 7:00 am estaremos sentados a la mesa con nuestro desayuno preparado, para inhibir la acción destructora de los jugos gástricos. El acto de ingerir alimentos es una ceremonia sagrada, por tanto, debemos concentrarnos no sólo para disfrutar su ingestión, sino además para evitar daños al proceso de hidrólisis de los alimentos ingeridos.

La energía alimentaria ya la he explicado en artículos anteriores. Es un ritmo biológico inviolable: cada 2:30 horas debemos practicarla. Siendo la última alimentación a las 7:30 pm, porque a partir de esta hora, el organismo se está preparando para descansar y recuperar las energías perdidas mediante el ciclo del sueño, que debe comenzar a las 10:00 p.m.

Antes de irnos a la cama debemos bañarnos de nuevo bajo las mismas condiciones explicadas, lo cual garantiza eliminar no solamente los radicales libres endógenos liberados durante el día, sino además los exógenos, acompañados de posibles virus, bacterias, hongos y otros agentes precipitantes y desencadenantes de enfermedades, que nunca deben ir a la cama con nosotros.

Antes de quedarnos dormidos, sería muy conveniente repetir las hiperventilaciones, lo cual provoca altos niveles de oxigenación y con ello, una mayor concentración de melatoninas y endorfinas, garantizando una mejor calidad del sueño.

Durante el día estamos obligados a practicar ejercicios físicos en los horarios correctos (Tema a desarrollar en próximos artículos).

La purificación del cuerpo no se logra sólo en lo físico, sino también en lo espiritual y mental. Ese es el trípode que evita la caída estrepitosa de nuestra salud y con ella, las aspiraciones y motivos dominantes de conducta. Por eso, es de extraordinaria importancia dedicarle en cada día, una hora al encuentro consigo mismo, y en un estado de meditación profunda, hacernos las psico correcciones necesarias, para que también el alma y el espíritu descansen, como guardaespaldas inseparables de la purificación del cuerpo.

Como siempre. Un abrazo para todos y uno para mí, y que Dios nos siga protegiendo.

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