Energía de la fe.
Por: Mariano Cañizares Parrado.
El 14 de julio del año 1988; después de dos largos años de estudio intensivo en las distintas ramas del saber filosófico, me presenté ante la comisión de grados científicos de la Academia de Ciencias de Cuba; defendiendo y aprobando con máxima puntuación el examen estatal como aspirante a mi grado científico. Obtenida esta categoría, me especialicé en teología por su atractivo y relatividad, la cual compruebo con más objetividad en cada año de mi vida.
Muchas veces cuando estoy hablando con un sacerdote católico, de una manera muy inteligente y sutil, me hace ver como mis conceptos de la fe están contemplados en la Nueva Era. Sin embargo, tengo una gran diferencia con los pensadores de esta corriente "religiosa", porque el que tenga como guía su propio modo de percepción de las cosas desde su nacimiento y hasta la muerte, hace caso omiso de la obediencia, que es una de las principales cualidades en el comportamiento de un ser humano. Es como no tener dirección para conducir nuestro destino.
He charlado con infinidad de musulmanes. Estos enseguida me dan el calificativo católico. Sin embargo, soy muy resistente a aceptar los dogmas, precisamente por lo relativo del conocimiento humano.
Algunos de mis pacientes dicen que practico el budismo, quizás por la espectacularidad de los resultados en el tratamiento de la mente humana.
A mis 68 años, cuando subo a la balanza mi criterio sobre la vida de Cristo en la tierra o después de estar sentado a la diestra de Dios y me pregunto: ¿Cuál es la etapa más ejemplarizante de su existencia? Se puede apreciar con mucha más claridad el término relatividad.
Los católicos hablan más de la segunda etapa. Los musulmanes lo catalogan un profeta más, como lo fue Adán, Noé, Abraham, Moisés... Para el judaísmo no ha llegado el Mesías, creen dogmáticamente en un Dios omnipotente... Sería realmente interminable seguir hablando de la relatividad del conocimiento acerca de la fe.
Lo máximo sin duda alguna, es que cada persona tenga fe. Eso es suficiente. No importa si existe alguien sintiendo que su Dios lo ha abandonado. Desprecie los animales. Los objetos no le aporten energías positivas para llegar a los objetivos propuestos. Que esté definitivamente despreciando la confianza en los demás seres humanos. Aún así, si conserva la fe en sí mismo, está a tiempo de alcanzar altos peldaños en el decursar de su existencia.
En resumen. Sobre esta importante y controversial fuente energética, puedo decir: Amo todas las ramas del saber. Tengo una opinión muy particular sobre la reencarnación, desarrollada a profundidad, en mi quinto libro (año 1990). Amo a mi Dios de manera incondicional, y creo profundamente en los estudios científicos más modernos.
¿Quién soy? Un hombre con mucha fe.
Como
siempre. Un abrazo para todos y uno para mí, y que Dios nos siga protegiendo.
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