El reloj que llevamos dentro. Primera parte.

14.04.2021

Por: Mariano Cañizares Parrado.

LA VERDADERA CIENCIA NO ENVEJECE. Artículo publicado por primera vez en diciembre de 1993 en la Revista Diet de la República Argentina. Hoy lo escribo sin cambiarle ni tan siquiera una coma por su actualidad científica. El contenido es de extraordinaria importancia para poder entender el cumplimiento de los ritmos biológicos y cómo estos están gobernados por las fuentes energéticas.

Todos los seres humanos contamos con un reloj interno, localizado en el núcleo supraquiasmático; formado por gran número de neuronas del hipotálamo. Aunque sus funciones son endógenas, están en gran medida sujetas a estímulos exógenos. La excitación excesiva de los órganos sensoriales y la acción de la energía cósmica por medio de la ionización, tanto positiva como negativa, puede provocar un nivel de desorganización total de las funciones de los ritmos biológicos.

Los ritmos biológicos en el ser humano (siempre que se cumplan con rigor), son los más cercanos a un período de 24 horas, entre todas las especies vivientes. En este intervalo de tiempo cambian de manera sustancial los grados de concentración hormonal, dependiendo fundamentalmente de la intensidad de la luz y de los ruidos ambientales. Ellos son determinantes en la estimulación de los distintos neurotransmisores.

Por ejemplo, una música rock a un volumen muy alto de manera mantenida, unido a juegos de luces de distinta intensidad, dispara el neurotransmisor catecolaminas, provocando por consiguiente un nivel de excitación excesivo al comienzo, pero después es seguido por procesos depresivos y de cansancio. El foco de excitación inerte patológica en corteza originado por el ruido y la luz, por medio de la inducción recíproca, crea focos de inhibición en los demás lóbulos de corteza, dando lugar a que la persona sometida a estos estímulos, necesite grandes cantidades de alimentos para reponer las energías; que no es igual a decir, reponer calorías perdidas.

Las catecolaminas, son un grupo de sustancias producidas en las glándulas suprarrenales (adrenalinas, noradrenalinas y dopaminas), con función hormonal y de neurotransmisores, por su efecto sobre las terminales nerviosas. Al producirse fundamentalmente en la médula adrenal y en las fibras post ganglionares del Sistema Nervioso Simpático, son muy amigas del estrés, ansiedad y depresión; síndromes a su vez, hermanos carnales del aumento de peso progresivo.

En una voluminosa investigación que realicé en Cuba, entre los años 1985 y 1990 titulada "La optimización y el hombre óptimo" (con una muestra superior a 10 mil personas), utilizando un procesamiento estadístico-matemático paramétrico (análisis multifactorial), a un nivel de significación α=0.01, demostré que la obesidad y la ansiedad son las dos variables independientes con mayor nivel de correlación entre las distintas patologías a fines.

Todo lo contrario pasa con el predominio de la llamada hormona de la oscuridad (melatonina), producida principalmente en la glándula pineal. Ésta se asocia generalmente a los estados óptimos de regulación psicofisiológica, ayudando a que los procesos cognoscitivos (sensaciones, percepciones, atención, memoria, pensamiento, imaginación...) se optimicen, fortaleciendo así la capacidad autorreguladora de la voluntad ante la presencia de procesos afectivos (emociones, sentimientos, pasiones, conflictos, frustraciones...), que en definitiva son los mayores responsables de las ingestas desmedidas de alimentos generadores de sobrepeso.

En investigaciones posteriores he comprobado que la producción de melatonina está asociada a la disminución progresiva del peso en personas obesas. De ahí la importancia de una alimentación capaz de generar las concentraciones necesarias de esta hormona, por demás amiga de la belleza y la felicidad, debido a su acción inhibidora de los radicales libres: endógenos y exógenos; convirtiéndose por tanto en un antioxidante de acción rápida y efectiva.

La melatonina se inhibe ante la presencia de la luz, debido a que el núcleo supraquiasmático del hipotálamo recibe información de la retina acerca de la presencia de luz u oscuridad.

En los estudios de laboratorio realizados, se constató que la melatonina comienza a producirse en el organismo humano fundamentalmente, cerca de las 6:00 p.m. Teniendo sus máximos niveles de concentración después de las 10:00 p.m. y hasta las 6:00 a.m. Donde comienza un proceso inverso, produciéndose mayores concentraciones de catecolaminas, las cuales predominan durante el día.

He estudiado minuciosamente cientos de investigaciones que aseguran que las células ganglionares son las que llevan la información al núcleo supraquiasmático, pero no es totalmente así en células no nerviosas, ellas poseen ritmos biológicos internos y no dependen por tanto del núcleo hipotalámico. Estas células son directamente dependientes de los horarios alimentarios. Tema a explicar a profundidad en el próximo artículo; teniendo en cuenta que es uno de los ritmos biológicos más importantes para mantener una vida saludable.

Como siempre. Un abrazo para todos y uno para mí, y que Dios nos siga protegiendo.

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