DOLORES: Causas y soluciones.
Cualquiera sea el origen de un dolor, cuando se mantiene de manera crónica, sin causa aparente, en casi un cien por ciento de las veces está asociado a la acumulación de desechos tóxicos en nuestro cuerpo.
Las toxinas desde el punto de vista de su afectación a la salud, se dividen en: Exógenas y endógenas.
Estas dañinas moléculas inestables, cuando están relacionadas con el mundo interno de nuestra biología, son el producto de los alimentos no incorporados a la estructura celular. Ya sea por malas combinaciones alimentarias, ingesta excesiva, insuficiente hidrólisis de los alimentos ingeridos, o cualquier otra alteración del proceso digestivo.
Cualquiera sea la razón, resultan ser radicales libres acumulados en todo el cuerpo, dañando de manera progresiva la estabilidad celular, donde si no existe la acción protectora de los antioxidantes, de manera rápida y oportuna, los perjuicios pueden ser incalculables.
Por otra parte, existen las toxinas exógenas, concentradas en la realidad circundante. Es decir, el medio en el cual interactuamos a diario. Ahí están los gases eliminados por las industrias, automóviles, el tabaco, los desechos tóxicos abandonados en las calles, las radiaciones provocadas por los supuestos adelantos de la ciencia, los efectos químicos de productos utilizados en el cultivo y procesamiento artificial de alimentos, etc.
Como se puede apreciar, es totalmente imposible escaparnos de ellos, porque están en el aire que respiramos, en los alimentos ingeridos y en el agua consumida.
Esta invasión de radicales libres va enfermando la biología humana de manera progresiva. Contamina los tejidos óseos, músculos, tendones y sobre todo, los conectivos tipo cartílagos, que sirven de amortiguadores para evitar dolores como consecuencia de golpes ocasionados por saltos, o sencillamente la actividad física necesaria para mantener la salud.
Los desechos tóxicos acumulados provocan inflamación, afectando casi en su totalidad a las articulaciones. Fundamentalmente: Falanges, tobillos, rodillas, caderas, hombros, codos, manos y especialmente a la columna vertebral. Aparece la predisposición a sacrolumbalgias, ciatalgias, bursitis, periostitis, etc.
Además es muy frecuente el comienzo y desarrollo de osteoartritis y artritis reumatoide, con todas las consecuencias dolorosas que ellas ocasionan.
Con nuestro método de tratamiento eliminamos
todo tipo de dolores, pero es fundamental conocer el origen de los mismos. No se trata solo de quitar el dolor, sino saber por qué surgió para evitar que vuelva a aparecer.