Diagnóstico de una ciudad.
Por: Mariano Cañizares Parrado.
No piense que estoy hablando de su ciudad. Sólo deseo entregarle un gran número de indicadores para que usted pueda llegar con conocimientos suficientes al diagnóstico del entorno donde le ha tocado vivir.
La histeria colectiva es la condicionante principal para diagnosticar sin margen de error a una ciudad histérica, desesperante o enloquecida.
Las distintas corrientes psicológicas en la actualidad, han dejado de utilizar el término histeria colectiva y en su lugar ha aparecido su clonación: "Estrés colectivo". Término que para mí, no es más que la clasificación de personas incapaces de controlar sus estados emocionales socialmente desviados, bajo el deseo condicionado de sus supuestos estados de tensión psíquica. Es decir, quiero seguirme comportando sin autocontrol, para obtener ganancias secundarias con mi comportamiento cotidiano.
Según la escuela psicológica de la Gestalt: "El todo es mayor que la suma de sus partes". Es decir, lo que nuestros órganos sensoriales son capaces de percibir, es parte de un mundo mucho más amplio. Sin embargo, el comportamiento humano se está haciendo tan homogéneo, con respecto a la desorganización conductual, que ya las distintas subestructuras de la personalidad, demuestran en su expresión individual y kcotidiana un patrón socialmente común, el cual matiza la percepción integral de una civilización distorsionada. Basta interactuar con un solo ciudadano y será suficiente para conocer la ciudad donde hemos arribado.
Diagnostique su ciudad.
Si en un día cualquiera de su vida usted logra evitar la percepción de estos indicadores, otórguele cero puntos. De lo contrario dele la calificación de uno. Al final sume la cantidad de puntos obtenidos y divídalo entre el total de interrogantes. El resultado multiplíquelo por 100. Si el porciento obtenido es superior a 50. Estará en presencia de una ciudad histérica. Si es superior a 70, vivirá en una ciudad desesperada y si la calificación es superior a 90, no le quepa la menor duda: Usted estará sancionado a enloquecer si no aprende técnicas de autocontrol mental.
Aquí les ofrezco los treinta síntomas más comunes en cualquier parte del universo. Especialmente en América Latina.
- Ruidos de sirenas, alarmas, aspiradoras, licuadoras, bocinas con música puesta a todo volumen, martillos, taladros...
- Claxon de autos, camiones, motos, colectivos...
- Aviones y helicópteros sobrevolando la ciudad.
- Ruidos de motores de disímil naturaleza...
- Gente gritando en diferentes direcciones...
- Colectivos, camiones, fábricas... regando smog de manera indiscriminada.
- Construcciones sin protección suficiente como para no liberar lodo, polvo y ruidos.
- Personas irritadas faltándole al respeto de otros.
- Prepotencia, petulancia, envidia, codicia, traición, odio... entre sus conciudadanos.
- Violencia innecesaria.
- Ausencia de la paciencia y la prudencia.
- Gente fumando sin mirar la posible molestia provocada a su similar.
- Perros y gatos defecando en los espacios públicos.
- Calles con huecos, basuras y aguas almacenadas, generalmente hechos por funcionarios de empresas como acueducto, electricidad, telefonías. Quienes rompen y no arreglan.
- Policías cometiendo las mismas infracciones por las que cuando se les antoja sancionan a civiles, donde la única indisciplina es la imitación.
- Policías dejando pasar las infracciones que no les dejan algún dividendo en el momento de su imposición.
- Abuso de poder.
- Políticos haciendo promesas falsas.
- Políticos proponiendo la aprobación de drogas prohibidas, en vez de erradicar su consumo de manera definitiva.
- Delincuentes robando, extorsionando, haciendo garabatos en paredes pulcras, con el amparo de jueces que los dejan en libertad.
- Cárceles deformando la personalidad de los reclusos, en vez de hacer exactamente lo contrario.
- Violación de los más elementales derechos humanos, incluyendo el de una salud pública digna.
- Jueces y fiscales creyéndose los elegidos de Dios en la tierra.
- Prostitución defendida por los políticos como una actividad laboral.
- Programas de televisión donde si exprimimos el televisor derrama sangre.
- Congestión vehicular por falta de soluciones viales.
- Incremento de motos y colectivos.
- Protestas o huelgas de personas, que en vez de ocupar calles y carreteras molestando la tranquilidad ciudadana, debían estar trabajando para contribuir al desarrollo de su país.
- Presencia de mendigos en las calles, vendedores ambulantes en los semáforos y aceras, dado por una insuficiente e ineficiente calidad educativa.
- Recolectores de basuras con carretones, obstruyendo el tráfico de la ciudad.
Ante una situación tan embarazosa. ¿Aún podremos ser
optimistas? o tendremos que aprender técnicas de control y autocontrol mental,
con el fin de evitar ser parte de esa ciudad histérica que hoy estamos
calificando.