Conductas alimentarias peligrosas.
Por: Mariano Cañizares Parrado.
El
objetivo fundamental de este artículo es dar a conocer que lo más importante no
es ingerir los alimentos, sino comprender a profundidad las responsabilidades
que tiene la digestión en el mantenimiento del equilibrio psicofisiológico del
organismo.
En esta oportunidad voy a referirme a algunas conductas peligrosas, relacionadas con el necesitado ritmo alimentario y sus consecuencias para mantener saludable el Sistema Digestivo.
Muchas veces cuando voy a un restaurante, observo con la rapidez que come mi vecino de mesa. No importan las proteínas o vegetales para masticar. En pocas palabras: Aprieta y traga. Si a esto le unimos el celular; entre hablar y masticar, no se sabe quién apura a quién. ¡Qué locura! La mala masticación provoca retardo en el proceso digestivo y exigencias exageradas en la secreción de jugos gástricos y enzimas naturales, provocando cada vez más fermentación de los alimentos.
Consecuencia: Disminución sustancial del pH de las mucosas gástricas.
Como si fuera poco, agregamos la existencia de personas, que no pueden comer dos bocadillos de comida sin tomarse 100 cc de líquidos mientras come.
La función principal de los jugos gástricos y de las enzimas naturales como hemos visto, es facilitar la hidrólisis, con el fin de acelerar el proceso digestivo, permitiendo mejor absorción de los alimentos ingeridos. Por tanto, cuando estamos comiendo sólidos (no proteicos), es muy conveniente abstenerse de los excesos de líquidos, para evitar enjuagar o descomponer los alimentos, retardando por consiguiente el proceso de degradación de éstos, en la formación del quimo alimentario.
Otra conducta no menos común en los seres humanos es acostarse a dormir con el estómago ocupado. Esta mala costumbre tiene lugar sobre todo, por hábitos inadecuados, adquiridos muchas veces ancestralmente, como lo es el dormir la siesta, o aprovechar el sueño real que provoca el proceso digestivo en horas nocturnas. Llega a ser tan común, que muchas personas padecen de insomnio si no se acuestan con el estómago lleno.
El cerebro es muy avaro para la sangre mientras la persona está dormida, porque necesita disponer de todos los recursos biológicos para mantener las funciones vitales del organismo cuando no se está en estado de vigilia.
Cuando estamos durmiendo se pierden fuerzas en las ondas peristálticas, que son quienes empujan los alimentos para ir transitando por todas las porciones del tracto digestivo.
Dormir con el estómago ocupado provoca horribles pesadillas, dolores de cabeza y malestar general, porque el organismo entra en una terrible contradicción: Queremos descansar, pero a la vez, mantenemos altos niveles de excitación, para garantizar las suficientes ondas eléctricas, que permitan al peristaltismo intestinal, evitar el retardo en tiempo, de todas las funciones del sistema digestivo, en su intento de convertir los alimentos ingeridos, en nutrientes necesarios para la vida.
Dormir con el estómago ocupado tiene los mismos efectos negativos para la digestión que: Tomar líquidos con alimentos sólidos (no proteicos), masticar incorrectamente los alimentos o hacer malas combinaciones alimentarias.
Lo más peligroso resulta, ver anuncios publicitarios orientando dormir la siesta como algo positivo. Dormir la siesta en los adultos, es una de las conductas más peligrosas para mantener el equilibrio psicofisiológico del cuerpo humano y no reduce las posibilidades de infarto, es exactamente lo contrario.
Es una lástima que algunas publicaciones utilicen informaciones verídicas, mezcladas con argumentos falsos, lo cual ni educa, ni enseña, sino confunde. Por consiguiente resultan oscuras las pautas a seguir por los lectores.
Otro tema de mucha importancia en el buen funcionamiento del Sistema Digestivo es el consumo de alcohol, el cual bloquea casi completamente la capacidad del hígado y del páncreas para realizar sus actividades habituales. Esta pereza afecta de manera considerable los niveles de concentración de insulina y leptina y en su defecto, provoca un aumento progresivo de la ghrelina en sangre, provocando apetito por el consumo de grasas y azúcares. Por eso es muy frecuente ver a una persona tomando alcohol y a la vez comiendo chicharrones, salchichas, chorizos, papas fritas... lo cual con el tiempo provoca las dislipidemias.
Estas peculiaridades muy pocas veces los médicos se las explican a sus pacientes, y como la mayor parte de los necesitados de información al respecto, desgraciadamente no son médicos, atraviesan por una situación parecida a los que llevamos el auto a un taller sin ser mecánicos. Nos dicen lo que quieren y supuestamente nosotros debemos creerlo.
En el campo de la medicina, todo lo que leemos o escuchamos es científico, si ha sido el producto de un estudio experimental, bajo exactos diseños investigativos y procesamientos estadísticos matemáticos, con técnicas paramétricas, a un nivel de significación α= 0.01. Lo demás son puras conjeturas, dentro de las cuales están los porcientos y las encuestas.
La vida de los seres humanos es invalorable. Exige responsabilidad y absoluta precisión. Por eso debemos tener mucho cuidado con la internet, donde a cualquier inepto se le ocurre dar consejos por el simple hecho de sentirse autorrealizado.
Aunque en una investigación obtengamos resultados del 99%, lo cual aparenta confiabilidad. Cuando hablamos de los términos vida y muerte es demasiado bajo, porque ello implica que de cada 100 pacientes, exista la probabilidad de morir uno.
Un verdadero desastre.