Carta de despedida.
Por: Mariano Cañizares Parrado.
Carta de despedida.
Queridos amigos.
Antes me llamaba una persona contagiada con el COVID-19 cada cinco días. Hoy me llaman cinco todos los días.
Ha sido mucho lo que se ha hablado de este virus que está azotando a la humanidad, pero nada es comparable con la desesperación que se está presenciando en estos momentos.
Los seres humanos hemos perdido el control del comportamiento.
Varios ejemplos nos pueden ilustrar el peligro a que nos estamos sometiendo a diario, voy a referirme al más inconcebible, porque está implicado una persona supuestamente capacitada.
Vemos a profesionales universitarios esperando a un familiar que viene de cualquier parte del planeta. Lo recibimos con tapabocas y con cierto distanciamiento, pero es como si algo maligno estuviera detrás de nuestros pensamientos, y realmente existe esa malignidad; se llama: SENTIMIENTOS.
No existe nada más alejado de lo racional.
LOS SENTIMIENTOS EN DIEZ MINUTOS NOS HACEN OLVIDAR TODO:
- Del valor de la vida.
- Del amor al prójimo, porque nuestras actitudes se hacen egoístas.
- No pensamos, sino actuamos movidos por los afectos, donde desafortunadamente perdemos la capacidad autorreguladora de la voluntad, mediada por los procesos cognoscitivos.
En pocas palabras. LOS SENTIMIENTOS (aunque forman parte de un estado superior de la conciencia), EN MUCHAS OPORTUNIDADES HACEN QUE NOS COMPORTEMOS COMO LOS ANIMALES INFERIORES, DONDE SÓLO EXISTEN LOS INSTINTOS SIN MEDIACIÓN DE LA CONCIENCIA.
Este virus exige del estado consciente en cada minuto de existencia. Varias cosas lo justifican:
- La ciencia está perdida, y esa ausencia de aciertos nos está llevando a una carrera desenfrenada detrás del protagonismo y de llenarnos los bolsillos de plata. El mejor ejemplo son las vacunas. O es que algún científico en el mundo puede asegurar en estos momentos que van a inmunizar, más teniendo en cuenta la presencia de nuevas cepas, donde se ha identificado que hay 17 mutaciones nuevas, vinculadas al código genético del virus.
- Los seres humanos hemos perdido por completo lo que representa vivir, y lo hemos subordinado a los placeres y los instintos. Ya hay muchos profesionales hablando con frases como estas: "La vida tiene que continuar. Este virus hay que considerarlo como una lotería. Al que le tocó, le tocó". Esa es la máxima expresión de la ignorancia.
Queridos amigos. Este desenfreno nos llama a una despedida del año 2020. Hay sólo dos cosas que hacer:
- Apelar a la fe divina.
- Ayudar al destino con nuestro comportamiento diario. Cuando usted se retira el tapabocas y no conserva una distancia prudencial. Su familiar más cercano, puede ser su peor enemigo.
Como siempre. Un abrazo para todos y otro para mí, y que Dios nos siga protegiendo.