Bicicleta. Daño incuestionable a la salud femenina.
Por: Mariano Cañizares Parrado.
La bicicleta está formada por muchas partes como todos conocemos. Sin embargo, el sillín y el timón determinan si la mujer está propensa a desarrollar infecciones vaginales.
La forma del sillín por lo general es alargada, y cuando eso coincide con un timón a la misma altura de la silla o por debajo, hace posible un roce permanente, no sólo con los labios vaginales, sino más que todo, con el clítoris.
Teniendo en cuenta que, en cada km recorrido en una bicicleta, esa parte alargada del sillín se cruza más de 1400 veces de un extremo a otro de la vagina, podemos deducir fácilmente que la penetración de bacterias será inminente.
En el año 1986 viví una experiencia muy negativa con la introducción de la bicicleta como transporte de futuro en la República de Cuba. En aquel entonces se aumentaron las infecciones vaginales en un 323%, y coincidentemente cada vez que hacía la pregunta: ¿Utiliza la bicicleta para ir y venir a su trabajo? En un 98,7 % la respuesta era positiva. Un dato estadístico como este no admite lugar a la duda.
Lamentable que las autoridades de salud en aquel momento no permitieron hacer público estos resultados, debido a que la bicicleta era una idea supuestamente genial del líder de la Revolución Cubana. Por supuesto; no era un transporte de futuro. Era un paliativo a la miseria.
Más doloroso aún resulta, que después de 36 años de aquella "gran idea", en Colombia se esté sugiriendo la bicicleta para trasladarnos en nuestro diario vivir.
De cada 10 mujeres que atiendo en mi consulta, seis están padeciendo de infecciones vaginales como: Clamidiasis, Candidiasis y Vaginosis bacteriana fundamentalmente, pero además, once de cada 100 mujeres están presentando una enfermedad poco común: Bartolinitis.
Cuando me refieren estas incomodidades vaginales, no doy mucho tiempo. Siempre hago aquella vieja pregunta. ¿Utiliza con frecuencia la bicicleta como medio de transporte? Sorprendente: El 89,2% ofrece una respuesta positiva. Indudablemente. Las brillantes ideas de los políticos, supuestamente progresistas, siguen estando muy alejadas de la profilaxis médica.
Hay un dato de conocimiento universal. Las causas que originan las enfermedades mencionadas pueden ser múltiples, pero la coincidencia con el uso de la bicicleta en un por ciento tan elevado, no nos da margen al error. En este hipotético mundo moderno y civilizado, con el uso de la bicicleta, estamos provocando enfermedades muy incómodas y a la vez contagiosas en el sexo femenino.
UN DATO MUY ÍNTIMO. Muchas mujeres entre los 17 y 30 años, logran orgasmos frecuentes conduciendo la bicicleta, dado el roce de la punta del sillín con la parte más sensible de los órganos genitales femeninos: El clítoris. En este caso la humedad generada y mantenida por la imposibilidad de aseo inmediato y la falta de oportunidad para orinar, se convierte en un terreno abonado, sobre todo, para el desarrollo de hongos tipo cándida albicans, y la aparición de uretritis recurrentes.
Como siempre. Un
abrazo para todos y uno para mí, y que Dios nos siga protegiendo.