¿Individualidad o individualismo?
Por: Mariano Cañizares Parrado.
Lo que se percibe como unánime o común se hace muy polémico, porque no necesariamente es lo conveniente o correcto.
En el artículo anterior presenté un examen exhaustivo de los principales indicadores en el diagnóstico de una ciudad histérica, desesperante o enloquecida. Tres diagnósticos dependientes absolutamente del comportamiento de cada uno de sus habitantes.
La situación descrita fue tan aterradora que quiero transcribir textualmente uno de los seiscientos treinta y dos mensajes recibidos en mi correo electrónico.
Doctor, usted dice en su artículo "Ante una situación tan embarazosa. ¿Aún podremos ser optimistas? o tendremos que aprender técnicas de control y autocontrol mental, con el fin de evitar ser parte de esa ciudad histérica que hoy estamos calificando". "Le ruego por favor nos enseñe a vivir como la jicotea, porque en este mundo no queda otra alternativa: Hay que esconder la cabeza cuando sospechamos el peligro, porque la probabilidad de perderla si la dejamos afuera es realmente altísima".
Estimado lector, en mi libro "Enfermedad, desvergüenza y perversión" escribí: "La vida de hoy es tan dinámica e inestable, que en un mismo día podemos pasar de la seguridad a la inseguridad. De lo profundo a lo ligero. De lo serio y firme a lo más voluble.
"Con mucha frecuencia estamos en presencia del mal y el bien al unísono, y como si fuera poco, la relatividad en su presentación es tan evidente y lógica, que confunde el mal con el bien y viceversa".
"La lógica de la psiquis es cada vez más retorcida, tanto que hasta el mejor psicoanalista de la mente humana puede equivocarse, encontrando sólo maldad donde suponía reinara el amor".
Factores que me dan la razón:
Cada día son más los niños separados de sus padres o al menos de uno de ellos.
La simple amistad en muy pocas veces cultiva al amigo, es más bien concebida como un acto de utilidad.
El amor entre una pareja dura tanto como un merengue en la puerta de un colegio. Es mucho menos comprometedor y pesado tener una relación carnal sin responsabilidades en el futuro, que el "sacrificio" de construir una familia bajo las leyes de Dios.
La música romántica ha dado lugar al surgimiento de un grupo de ruidos organizados, encaminados a hacer pareja con una realidad desordenada y obscena.
Las modas son cada vez más extravagantes, y unidas a ellas el lenguaje decente y pulcro le da paso a un dialecto popular cargado de vulgaridades.
El delito vence a la ley y las cárceles no alcanzan para albergar la delincuencia, por eso la sufrimos en las calles, donde la indiferencia y el individualismo ganan más adeptos que los afectos.
Los daños causados por el ser humano al medio ambiente, se revierten negativamente en contra de la salud de todos los seres vivientes. La atmósfera se convierte por segundos en nuestro principal enemigo. Cada día son más frecuentes los feroces fenómenos de la naturaleza, como: Tornados, huracanes, terremotos, tsunami, tormentas acompañadas de truenos y granizos. Los cambios de temperatura en un mismo día se hacen bruscos y agresivos a la salud. Las estaciones son cada vez más irregulares.
El ser humano es un ente aislado en un mundo hostil y despiadado, el cual se perfecciona para buscar dolor, sufrimiento y enfermedad.
El mundo que nos ha tocado vivir es un maestro entrenado para generar estrés, tensión psíquica, ansiedad, tristeza y depresión, estados que por lo general desencadenan en otras enfermedades de mayor peligro para garantizar una buena calidad de vida y la vida misma.
Cada día nos encerramos más en nosotros mismos:
Antes íbamos al cine. Hoy vemos las películas en nuestra casa.
Antes andábamos en carros descapotables. Hoy no nos contentamos con subir los vidrios y cubrir el techo, sino además blindamos nuestros vehículos.
Antes las ventanas de nuestras casas carecían de seguridad. Hoy no bastan las rejas, sino que ubicamos cámaras y gastamos dinero en celulares capaces de visualizarlas en cualquier rincón del planeta.
Antes brindábamos la dirección exacta a un desorientado. Hoy ni lo miramos cuando nos pregunta.
Esa es la realidad de cada día acompañando la mente del hombre "moderno". ¿Es acaso susceptible al cambio?
Cuánta felicidad sintiera el famoso poeta y erudito italiano, Giacomo Leopardi (1798-1837) si resucitara y pudiera comprobar que hoy su filosofía pesimista, es una realidad consumada.
Yo comparto parte de esos preceptos filosóficos, aunque en el fondo de mi ser escondo cierto optimismo, porque soy del criterio que enseñando las diferencias entre control y autocontrol mental; cada ser humano contribuirá con su individualidad a formar una sociedad más autorregulada.