¡Me cambiaron la vieja!

03.02.2015

Por: Mariano Cañizares Parrado.

No son tanto los años quienes envejecen a la mujer, sino el condicionamiento psicológico de que serán viejas a muy temprana edad.

En casi la totalidad de los países del mundo, a la mujer se le ha subestimado durante la historia, pero en Colombia ese desmerecido estatus es realmente exagerado. Desde que tienen el primer ciclo menstrual se les empieza a llamar por el desagradable alias de vieja, sobrenombre que las acompaña por el resto de su vida.

Según el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, el término vieja señala a la persona de edad. Aquella que cumplió los 70 años. Algo antiguo o del tiempo pasado, que no es reciente ni nuevo, y como si fuera poco, se refiere a algo deslucido y estropeado por el uso.

Pero lo más chistoso es cuando escuchamos un diálogo entre dos amigas: "Te enteraste, mi esposo me dejó por otra vieja". Al profundizar en los detalles podemos constatar que la mujer sustituta tiene 20 años menos que cualquiera de las dos integrantes de tal comentario; donde es mucho más acentuado la utilización peyorativa de tal término.

Esta despreciable manera de señalar a la mujer, no excluye a ninguna capa de la sociedad, donde por supuesto, la mayor parte de los médicos están incluidos. Se comportan como aves de rapiña, esperando el momento oportuno para empezar a mencionar falsos estudios experimentales, capaces de justificar la indicación de medicamentos totalmente innecesarios.

La mujer a los treinta y nueve años y trescientos sesenta y cuatro días deja de ser joven, porque en el nuevo amanecer ya es una vieja. Es como si en el cumpleaños número cuarenta, los médicos de distintas especialidades le llevaran de regalo un paquete de calcio con vitamina D, estrógenos, colágeno, cremas antiarrugas, lubricantes vaginales, glucosamina y sulfato de condroitina, suplementos minerales y vitamínicos de toda naturaleza y como si fuera poco, a muchas les recomiendan un buen psicólogo para comenzar a adaptarse al nuevo ciclo de vida que les espera.

Pero lo más gracioso y a la vez sumamente interesante, es que junto al regalo le dejan una tarjetica con su nombre, número de teléfonos, email, Twiter, Facebook y una recomendación muy especial para sólo comprar en una determinada farmacia, porque ésta si no vende medicamentos truchos.

A todas estas propuestas se une la publicidad televisiva, radial y escrita, la cual no desperdicia un segundo para obtener ganancias, recomendando todos estos productos. Muchas veces hechos por personas sin capacidad profesional para hacerlo y otros que sí tienen un título universitario, pero que jamás han sometido a estudio experimental lo recomendado como bueno.

Yo me pregunto: ¿Será que los hombres cuando cumplimos cincuenta años tenemos que andar con un consolador en el bolsillo de nuestros pantalones?

Quizás a muchas psicólogas se les ocurrirá recomendarlo a partir de hoy. De seguro serán menos agresivas que quienes consideran a la mujer como vieja por el sólo hecho de transitar por la cuarta década de su vida.

El eminente fisiólogo ruso Iván Petróvich Pavlov (14 de septiembre de 1849 al 27 de febrero de 1936), es el autor de la ley del reflejo condicionado, desarrollada en la década de 1890-1900. Sus experimentos con perros demostraron que sólo diez días eran suficientes para formar y mantener durante cierto tiempo un comportamiento condicional en estos animalitos, el cual consistía en sonar una campana asociada a la estimulación con alimentos. Donde el perrito cuando tenía hambre con sólo escuchar el sonido, comenzaba a salivar como si estuviera ingiriendo el estímulo acostumbrado.

No es menos cierto que los seres humanos somos portadores de consciencia y del pensamiento crítico, con capacidad de análisis y síntesis, propiedades ausentes en los animales inferiores en la escala filogenética. Sin embargo, en el caso de la mujer no estamos hablando de diez días, sino de cuarenta años, porque desde el nacimiento comienzan a escuchar sobre las metamorfosis a sufrir cuando transiten por la cuarta década.

Una mentira repetida muchas veces, comenzará a sentirse como verdadera con el pasar del tiempo, lo cual da por excluida la probabilidad de su comprobación mediante estudios experimentales.

No son tanto los años quienes envejecen a la mujer, sino el condicionamiento psicológico de que serán viejas a muy temprana edad.

La interacción dialéctica entre la mente y el cuerpo, provoca el daño en ambas direcciones. Si la mente insiste, el cuerpo obedecerá y viceversa. Por eso es muy fácil escuchar en consulta a las mujeres de cuarenta años, haciendo una narrativa de todo lo que se les avecina y a los cuarenta y ocho ya andan con una bolsa de medicamentos en las carteras, que adicionalmente pueden provocarle una escoliosis o una discopatía como el producto de la "pérdida de densidad ósea" o del "desgaste de los discos intervertebrales".

Mi práctica asistencial con más de sesenta y cinco mil pacientes en el tratamiento de la obesidad, dislipidemias, hipertensión arterial, diabetes, clínica del dolor y las más variadas formas de expresión de las enfermedades mentales, me dan la facultad para asegurar que la mujer seguirá siendo desde el punto de vista funcional, bastante parecida a los treinta y a los cincuenta años de edad.